Sería un completo desastre tocar a una casa y molestar a alguien más, sobretodo porque ya no tenía madera que darle para que se calentase en el fuego.
- Sebastian porfavor... Tienes que estar aquí...
Balbucee algo cansada, ya oscurecía, y hacia demasiado frío. Además mi vestido se atrapaba en las ramas del suelo y en cada tirón se rasgaba.
Llamé a la puerta y espere pacientemente a que abriese alguien. Llamé una segunda vez, y una tercera, alomejor estaría durmiendo.
- ¡¿Sebastian?!
Grité y volví a llamar a la puerta, esta vez aporreandola. No tenía miedo de que otras personas me escuchasen porque las casas estaban bastante separadas unas de otras.
Seguí aporreando la puerta sin parar, desesperada.
- ¿Que mierda está pasan...
La puerta se abrió De pronto y quedé con el puño en lo alto. Era él, es Sebastian.
- Mi amor...
Di un gran paso hasta el y me abracé a su cuello.
- ¿E-Eli?
Pudo pronunciar,se quedó en shock.
- Si, soy yo... Sebastian, te amo...
Lloriquee en sus brazos.
- Dios mío...
Susurró él, abrazándose a mi. Ahora ambos llorábamos, Sebastian cerró la puerta, aún conmigo enganchada a él.
- Estás helada, vayamos al fuego.
Me separé un poco de él y caminamos juntos al frente de la chimenea. Me veía de una forma confusa, no sabía que hacía aquí. Sus ojos estaban bien abiertos y me recorría con la vista de arriba a abajo sin parar.
- Elisabeth... ¿Que haces aquí? ¿Y tu boda? ¿La luna de miel? ¿Daniel? ¿Que ha pasado? ¿Esto es un sueño?
Me reí un poco porque moría por besarle y él no paraba de preguntar.
- Tu hija fastidio de la mejor manera esa estúpida decisión que iba a tomar... Sebastian, yo te amo a ti.
Intenté secar mis lágrimas, pero no paraban de salir.
- Estás diciendo que...
Lo corté, ya no podía seguir escuchando sus palabras sin antes besarlo. Me tiré hacia él, y caímos al suelo, ambos reímos, pero seguido él miró a mis labios y yo a los suyos.
- ¿Recuperé tu amor?
Preguntó acariciando mi mejilla.
- No puedes recuperar algo que ya tenías.
Susurré antes de apoyar mis labios con los suyos, y empezar a sentir como ambos movíamos nuestras bocas, y nuestros brazos, acariciándonos y sintiéndonos.
- Perdón por traicionar nuestro amor Sebastian.
Susurré separándome de su boca.
- Estamos bien ahora, no has traicionado nada.
Me tomo de la nuca y me acerco a su boca de nuevo.
- aún no sé cómo es que estás aquí.
Hablo bajito, mirándome a los ojos con curiosidad.
- Carol y Alfred tienen la culpa, pusieron un vídeo de nosotros tres, y miré por un segundo a Daniel, y ya no quería lo que tenía esperando en el altar, quería seguir teniendo más momentos como en el video, aunque eso cueste dolor.
ESTÁS LEYENDO
Profesor Stan: A tu lado.
FanfictionLa segunda parte de mi historia "Profesor Stan" Años de lamentos y noches sin dormir han pasado por las vidas de nuestro protagonistas. ¿Re hicieron sus vidas? ¿Su amor sigue tan puro como el primer día? ¿O quizás alguien más esté ocupando el lugar...