El Matrimonio

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La gente se encontraba reunida para ser testigos de la unión de 2 individuos, quienes, abruptamente y en el plazo de dos semanas, habían decidido casarse. Perth se encontraba frente al altar, vestido en un traje gris, con un saco corto y una camisa blanca, combinados con un pantalón de vestir gris y una corbata azul marino. A la ceremonia habían asistido las familias de ambos, así como sus amigos más cercanos.

Saint caminó hacia el altar vistiendo un traje blanco con saco corto, el cual quedaba perfecto con la camisa blanca, una corbata de moño roja y sus pantalones de vestir blancos. El moño rojo le añadía aún más belleza, ya que combinaba perfecto con sus mejillas rosadas. Camino directo al altar hacia donde Perth estaba, con pasos cuidadosos y lentos. Todos los ojos de los presentes estaban observando a la hermosa figura que caminaba elegantemente hacia el frente del lugar.

La ceremonia comenzó, los votos fueron dichos y los anillos intercambiados. Ahora era el momento del cual Saint estaba muy nervioso. Cuando el sacerdote al fin dijo que podían besarse, Saint no supo que hacer. Sintiendo la ansiedad de Saint creciendo, Perth tomó sus manos delicadamente y se acercó Saint para plantarle un beso en la mejilla. Los vítores estallaron en la multitud y todos se levantaron para felicitar a los recién casados.

Después de la ceremonia, todos se movieron hacia el salón de fiestas, donde comieron y bebieron felizmente. Saint y Perth se encontraban hablando con los invitados, pero se quedaron cerca uno del otro para evitar situaciones incómodas provocadas por posibles preguntas de sus parientes.

Todo iba de acuerdo con el plan, y finalmente la fiesta llegó a su fin. Ya eran pasadas de la media noche cuando Perth manejó el auto para llevarlos a ambos a su casa. Era una casa enorme, como Saint había imaginado. Perth estacionó el auto y ambos salieron de él, caminando hacia la puerta principal.

 Perth estacionó el auto y ambos salieron de él, caminando hacia la puerta principal

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La mansión de Perth

Las imágenes no me pertenecen, son sólo con el fin ilustrativo.

Después de entrar a la gran casa, Perth encendió las luces y le indicó a Saint que lo siguiera. Perth guió a Saint al piso superior en donde se encontraban los cuartos.

"Okay, así que éste será tu cuarto", Perth habló mientras se detenía en la puerta de una de las habitaciones. "Y ese es el mío. Si necesitas algo, házmelo saber", le dijo mientras señalaba al otro cuarto. Saint asintió y caminó hacia la puerta de su nueva habitación.

Cuando Saint estaba a punto de abrir la puerta del cuarto, Perth volvió a hablar, " ¿Quieres algo de tomar antes de irte a dormir?", Saint volteó lentamente, mirando sus pies mientras contestaba suavemente, "No gracias, estoy bien, ¡buenas noches!"

"¡Buenas noches!" Perth dijo mientras caminaba hacia su propio cuarto. Abrió la puerta y se dirigió a su baño, mientras se iba desvistiendo. Estuvo de pie bajo la regadera por un tiempo, mientras se bañaba y tratando de eliminar todo el estrés acumulado del día. Una sonrisa se asomó en su rostro cuando recordó la manera en cómo Saint se veía cuando caminaba hacia el altar. Su cara inocente, esos ojos soñadores, labios rosados y sus mejillas ligeramente ruborizadas. Nunca pensó que alguna vez podría llamar a un hombre hermoso, pero Saint le había demostrado lo contrario.

Un matrimonio para atesorarWhere stories live. Discover now