Luna de Miel

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Ya era tarde noche cuando Saint y Perth llegaron a su destino. Había un auto esperándolos para llevarlos al lugar en el cual se iban a quedar.

La casa que sus padres habían escogido para ellos era realmente hermosa. Se encontraba en la cima de una colina, dándoles una vista completa de la ciudad.

Al entrar a la casa, Perth y Saint vieron un gran sillón colocado en el medio de la sala de estar. La televisión estaba montada en la pared. La cocina estaba abastecida con despensa y alimentos para todo el tiempo que ambos pasarían ahí.

Se movieron para explorar la casa. Había una piscina que permitía una hermosa vista de la ciudad. Había una pequeña biblioteca cerca de la sala de estar. Luego, ambos entraron a una habitación enorme, con una cama king size en el centro. Había un espejo de cuerpo completo cerca de la cama y una puerta de cristal en el lado opuesto, la cual llevaba a un balcón.

Saint abrió la puerta de cristal y salió al balcón. La vista era asombrosa. inhaló el aire fresco. Pronto, dos brazos cálidos lo envolvieron por detrás. Él recargó su cabeza en el hombro de Perth. Perth besó sus mejillas y se quedaron ahí, de pie, viendo la hermosa vista por un rato.

Mientras hacían la cena, disfrutaron del tiempo al estar juntos. Era increíble dejar de lado todas las preocupaciones y solo disfrutar del momento.

Después de la cena, Perth y Saint se acurrucaron juntos en el gran sillón de la sala, mientras veían una película romántica. Las manos de Perth estaban acariciando tiernamente la cintura de Saint, dibujando círculos con sus dedos. Saint se alejó de Perth, excusándose para cambiarse de ropa, y ponerse el pijama. "Perth, me voy a cambiar el pijama y regreso enseguida". Saint le dijo y le dio un ligero beso en los labios de Perth. Perth sonrió y lo dejó ir.

Saint regresó al cuarto y empezó a revolver su maleta, buscando lo que había comprado en el centro comercial. Sacó todas las cosas y empezó con su sorpresa. Decoró el cuarto con velas y rosas. Cambió las cobijas de la cama por las que había comprado, de color rojo marrón. El blanco y el rojo estaban creando una atmósfera romántica.

Después se apuró a ir al baño, llevando lo que había escogido para ponerse esa noche especial. Pronto se cambió de ropa y salió del baño, cubierto con una bata de seda roja. El color complementaba su tono de piel.

Había pasado un rato desde que Saint se había ido, y aún no regresaba. Perth pensó en ir a revisar cuando su celular sonó. Lo revisó y vio que Saint le había escrito - Perth, ven a la habitación, me estoy sintiendo somnoliento. -

Perth suspiró y se levantó del sillón. Apagó el televisor y caminó hacia la habitación. En cuanto abrió la puerta, se congeló por completo. Sus ojos estaban abiertos como platos y su boca cayó al suelo. Saint estaba de pie frente a él, vistiendo una bata roja. La visión era demasiado tentadora para resistirse.

 La visión era demasiado tentadora para resistirse

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Un matrimonio para atesorarWhere stories live. Discover now