1 de diciembre

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Había llegado mi mes favorito del año, el famoso diciembre. Mes en el que compartíamos con familia y tal vez amistades. Recuerdo que de niña solía disfrutar mucho este mes y sobre todo, adornar la casa junto con mi familia.

Realmente no tenía muchos recuerdos felices de niña, papá enfermaba casi siempre y tenían que pasar mucho tiempo en el hospital hasta que murió.

Poco tiempo después me vine a estudiar a la Ciudad, realmente quería alejarme y olvidar un poco mi pasado, aunque, en mi mente seguía mi familia presente.

— Deberías ayudarme — se quejaba Aurora.

Entraba al departamento con muchas decoraciones navideñas, mientras yo terminaba de limpiar la sala.
Aurora no era muy ordenada que digamos y al hacer fiestas era mucho peor. No sabía cómo habíamos durado como compañeras de cuarto, si éramos muy diferentes.

— Pensé que ya era suficiente con los que teníamos.

Me acerqué para ayudarla con las bolsas que traía. Había comprado muchas cosas que traían cascabeles y hacían mucho ruido.

— Vamos, mis papás vendrán este año y debo demostrarles que tenemos todo bajo control.

— ¿Tenemos?

— Bueno, tienes — sonreía de manera molesta.

— Es bueno que vengan, tendremos más compañía y no pasaré estas fechas sola — decía con resignación.

— Sabes que no pasarías sola estas fechas si volvieras a casa. Eso de hacer videollamada es col, pero estar con tu familia es lo que quieres en el fondo.

En ocasiones Aurora solía hacer un papel de mamá estupendo conmigo.

— Sé que debería de volver a casa, pero en realidad ya nada me ata a volver.

— Reflexiónalo, probablemente sería un buen regalo de Navidad que vuelvas a casa y dejes esa amargura.

Probablemente, Aurora tenía razón, pero no estaba lista para volver a casa y menos en estas fechas. Mi idea inicial, era volver dentro de seis meses, cuando terminará la carrera y tal vez pasar tiempo con mi familia. Pero volver para Navidad era otra cosa.

Al ser sábado tenía el día libre para mí, solía hacer todas mis actividades escolares en la semana, para tener tiempo para mí. Sé que no soy tan sociable como Aurora, pero buscaba mi propia diversión en libros, música e ir a caminar por las tardes y disfrutar del día.

Fui a una plaza que no quedaba tan lejos de casa, quería comprar algo para mis hermanas y tal vez para mamá — aunque es muy exigente con los regalos —, probablemente no le guste lo que le dé. Al menos haría el intento.

Primero comería un helado de yogur para pasearme por la plaza y después decidirme por un regalo. Mientras caminaba veía como las familias que pasaban, empezaban a verse emocionadas por las decoraciones, comida o ropa que había. Probablemente, los niños eran los más emocionados, aunque igual había gente mayor entusiasmada.

En el pequeño pueblo en el que vivía, había una pequeña plaza — la única en realidad — donde solía ir con mi familia a comprar lo necesario y en estas fechas disfrutábamos más el estar juntos.

Seguía en mis pensamientos hasta que en una tienda algo llamó mi atención o mejor dicho, alguien. Parecía que había una firma de libros de un prestigioso y famoso escritos de novelas románticas, su nombre es Sebastián Medina Cazares.

Vaya, entonces este tipo si triunfo en la vida.

Sí, conozco a Sebastián. Es hijo de una de las amigas de mamá y por lo mismo pasaba mucho tiempo en casa. Recuerdo que era un engreído y muy soberbio, su padre era uno de los hacendados más ricos. No podía creer que siendo su padre como era, terminará de escritor, ya que hasta donde yo tenía entendido alguien debía hacerse cargo de su hacienda y su fábrica de chocolates.

Días de diciembreWhere stories live. Discover now