6 de diciembre

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Me había despertado muy temprano para salir hacer ejercicio, sentía que lo necesitaba. No recuerdo cuando fue la última vez que me dedique tiempo para mí, necesitaba un verdadero descanso, pensé que en estas vacaciones tendría un breve respiro, pero no fue así. Me senté en una banca para tomar un poco de agua, mientras veía algunos niños que iban rumbo a la escuela, eso me hizo recordar mi niñez cuando papá me llevaba a la escuela. Pero ya no era momento de seguir llorando por eso, creo que era el momento adecuado de arreglar las cosas con mi familia y ver si se podía hacer algo para llevar una relación más cordial con Sebastián, aunque no creía que se pudiera en verdad.

Sebastián no es tan mala persona después de todo, creo que hace todo esto porque aprecia a mi mamá y eso me agrada mucho, pero lo que no me hace feliz es que siempre este metido en mi vida. Aunque se fue al extranjero, mamá seguía mencionando todos los logros que había hecho Sebastián solo y en parte me daba un poco de celos que todo el mundo lo alabara con mucho orgullo, bueno también lo hacían con Mara, la gran periodista.

Tenía que olvidar por un momento todo eso, tengo cosas pendientes que solucionar y lo haría, tengo un par de días para llevarme bien con Sebastián.

—Aquí estabas.

Hablando de Sebastián, justo llega para sentarse en la banca donde yo estaba.

—¿Cómo me encontraste?

—Aurora me dijo que, si habías salido temprano de casa, lo más probable era que estuvieras aquí y pues no se equivocó, te conoce demasiado.

—Si, para mi desgracia me conoce demasiado.

—Sé que no debí hablarte como lo hice y te pido una disculpa, pero no me gusta ver a tu mamá así y creo que menos a Laura, era muy niña cuando murió tu papá.

—Yo también me debo disculpar—. Sebastián me miro sorprendido—. No me mires así, que me cuesta trabajo disculparme y más contigo.

—Eso lo comprendo y lo agradezco, eres muy orgullosa así que acepto tus disculpas y espero que podamos empezar bien.

—¿Qué siguieres para empezar? —pregunte.

—Bueno, más tarde tendré una junta con mi editorial, después podemos ir a cenar al lugar que gustes.

—Bueno, le digo a Aurora y vemos donde vamos.

—No, esta vez no iremos con Aurora, solamente seremos tú y yo, claro si no te molesta.

—¿No crees que Aurora se sienta desplazada?

—Ella propuso esto, creo que va a tener una cita o algo así.

—Vaya me estás robando a mi mejor amiga —bromee.

—Para nada, solo que me la estoy ganando. Necesitaba una aliada en esta guerra contigo.

Volvía a creer que me llevaría bien con Sebastián, al menos eso era lo que esperaba.

Eran las siete de la noche, terminaba una tarea que tenía pendiente y me preparaba para ir a cenar con Sebastián, le jugaría una broma bastante divertida. Le dije que se vistiera de la manera más formal posible para ir a cenar a un lugar elegante, cosa que no haríamos.

—Vaya, ya van a tener su segunda cita en menos de una semana, creo que tienes récord nuevo—dijo Aurora al verme.

—¿Cómo me veo?

—Bastante preocupada para solo cenar con tu enemigo de la infancia.

—Próximamente será mi amigo.

—De todas formas, te preocupas mucho para salir con él.

—Estás mal, solo quiero lucir bien.

—Como digas—. Volvía a poner atención a la televisión—. Llegaré tarde, así que no me esperen.

Días de diciembreWhere stories live. Discover now