4 de diciembre

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Llegaba al departamento, estaba realmente cansada. No tanto de la escuela, más bien de ir por algunas cosas que necesitaba comprar. Estaba por llegar al departamento cuando recibo una llamada de mi hermana menor.

—Lara, si me hablas por lo de tú regaló, te lo enviaré este fin de semana.

—Ya te dije que es Laura —dijo enojada—, pero no te hablo para eso.

—¿Entonces? — pregunté.

—Es que mamá... está en tu departamento.

—Aún no es día de los inocentes—. Empecé a reírme mientras subía las escaleras—. No me gustan esta clase de bromas.

—Es que no es broma, me dejo una nota y decía que te iba a ir a buscar. Menciona igual que tiene cosas que hablar contigo.

Cuando dijo eso pare, era claro que algo sabía de Sebastián. No sabía si mi mamá se contactó con él o este con ella. Sabía que no podía confiar mucho, pero me arriesgue y ahora tengo a mi mamá en el departamento, estoy segura de que tiene muchas ganas de darme un gran sermón. Estoy segura de que venía para que volviera con ella a casa para pasar las fiestas. Esto no podía salir peor.

—¿Estás segura?

Seguí subiendo las escaleras, esta vez de manera más lenta. No quería entrar al departamento.

—Si, me dejo indicaciones sobre lo que tenía que hacer en lo que viene.

—¿Dijo cuando volvía?

—No. Te marco, porque sé que no nos quieres ver y que mamá vaya a tu departamento te moverá de tu zona de confort y sé que te afectara.

—No, mira yo las quiero, pero considero que no es momento de volver. Tal vez algún día.

—Sabemos que no es así. De igual forma yo ya cumplí, tú decides que hacer—. Sabía que mi hermana estaba a punto de llorar—. Cuídate.

Ya no pude responderle, ya que colgó. Sabía que nos extrañaba a mí y a Mara. No podía cambiar mis planes porque mi familia se sintiera triste sin mi presencia y más en las fiestas.

Ok, es momento de entrar y afrontar esto. Por dentro quería saber que Sebastián no me había traicionado y fue de chismoso con mamá. Abrí la puerta y vi que no había nadie—a simple vista—, entre y cerré la puerta esperando que mamá saliera de cualquier lado. Pero no había ninguna señal de ella. Dejé las compras en la barra de la cocina y fui a mi cuarto, ella ya sabía cuál era.

Abrí la puerta y pude ver a mi mamá de espaldas, parecía que acomodaba algunas de mis cosas en el pequeño escritorio que tenía.

—Pensé que te ibas a tardar más—. Mamá seguía sin mirarme.

—No, termine temprano. Quise ir por unas cosas que necesitábamos en el departamento.

—¿Sabes?, muchas veces cuando estaba en el orfanato esperaba que llegara Navidad.

Mamá se giró y me miro, realmente no parecía molesta más bien triste.

—Si, ya nos contaste tu historia junto con la tía Andrea.

—Sé que se las conté muchas veces y creo que por eso mismo entenderás la decisión que tomaré —dijo de forma seria mientras mantenía su mirada fija hacía mí.

—No entiendo.

—Estas vacaciones deberás pasarlas en casa.

—Sabes que no puedo, tengo que volver a la escuela los primeros días de enero para ver lo de mi tesis, lo que me pides es un imposible.

Días de diciembreWhere stories live. Discover now