12 de diciembre

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—¿Interrumpo?

Llegaba Aurora al departamento y de inmediato me separé de Sebastián para ir con mi amiga.

—No, ¿qué son esas bolsas? —pregunte cambiando de tema.

—Son los regalos para mi familia, deberían prender el árbol. Para eso es para lucirlo.

Sebastián corrió para prender el árbol.

—Listo, tienes razón, le da más vida así. Se ve hasta más alegre —dijo Sebastián.

—Preparamos un pastel, ¿vas a querer? — pregunté.

—¿Hicieron eso los dos? —mi amiga preguntaba realmente sorprendida, nos miraba a ambos.

—Si, bueno, en realidad todo lo hizo Anya, ella es la verdadera responsable del pastel—. Sebastián me miro mientras explicaba lo del pastel.

—Ah, ¿sí?, bueno, vamos a ver que tal.

Aurora caminaba a la cocina y se detuvo de un momento.

—Lo del tiradero tiene una explicación —dije tratando de calmarla.

—¡Espero que dejen la cocina tal y como estaba! —grito muy fuerte.

De inmediato Sebastián y yo comenzamos a limpiar todo, aunque no parábamos de sonreír cuando nos mirábamos. No podía evitar sentirme feliz, no sabía realmente por qué, pero estaba completamente feliz.

—Ya no volvió Aurora —decía Sebastián mientras barría—, ¿estará bien?

—Si, solo fue un pequeño enojo por ver todo sucio, se alarma mucho.

—¿Le llevaremos pastel?

—De seguro ya se durmió, ya no hizo ningún ruido —supuse.

—Lo más probable, ya es más de la una, no supe ni cuando paso tan rápido el tiempo. Creo que lo mejor será irnos a dormir.

—Me parece bien, descansa entonces.

—Anya, ¿qué te parece si mañana vemos una serie?, te dejo elegir si quieres —propuso Sebastián.

—Mañana tengo que ir a la escuela, hoy ni fui. Pero podría ser en la tarde, si te parece.

—Perfecto, si quieres puedo pasar por ti.

—Sí.

Solo sonreí mientras me alejaba para ir a mi cuarto. Cerré la puerta y me aventé a mi cama muy feliz, sentía como mi corazón latía muy rápido, era una sensación muy rara, pero me gustaba y no quería que se fuera de mí.

Me desperté con una completa sonrisa, hace mucho que no lo hacía y me sentía muy bien. Fui a la cocina de inmediato para desayunar un poco de pastel, no había nadie despierto, así que desayunaría sola.

Después de bañar me fui directo a bañarme y a prepararme para la escuela. Ya estaba por salir cuando unas manos me detuvieron.

—¿Te vas sin despedirte? —me pregunto Sebastián.

—Pensé que estabas dormido, no quise molestar.

—Pues te equivocas, ya casi me voy. Pero quiero saber si vamos a ver la serie más tarde.

—¿Cómo a qué hora? —pregunte.

—A las ocho, ¿qué quieres que cenemos?

—Está el pastel y podríamos acompañarlo con un café o algo así.

—Perfecto—. Sebastián se acercó y me dio un beso en la mejilla.

—Nos vemos más tarde.

Salí del departamento para después cerrar la puerta e ir lo más rápido posible a la escuela, ya que se me hacía tarde.

Días de diciembreWhere stories live. Discover now