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capítulo once. bailar entre los muertos
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SE HABÍA SENTIDO bastante extraño para Esme cuando había regresado al papel de cuidar de Marcel, quien había estado ahogando sus sentimientos en alcohol, con la esperanza de adormecer el dolor de la muerte de Davina, que aún era difícil de comprender, ya que todos habían creído, incluida Sophie, que la Cosecha iba a funcionar una vez que Davina se uniera a las otras tres chicas de la cosecha en su muerte. Pero como no fue así y Marcel estaba lleno de la creencia de que Claire nunca volvería, beber numerosas botellas de bourbon había sido su forma de pasar el día mientras algunos de sus vampiros intentaban hablar con él, pero sería contundente que conduce a la cesación de la conversación.
Esme había estado lidiando con Marcel durante los últimos días cuando Klaus visitó Mystic Falls, no entendía su interés en regresar. Se preguntó qué había atraído a Caroline Forbes, una chica por la que tenía admiración con la ausencia de Browne, que estaba de alguna manera oficialmente de vuelta en su vida y él no la quería fuera de ella. Sabía, desde los días en que la había mirado, entendiendo que no era un sueño y que ella estaba viviendo con ellos, sabía que la quería de regreso más que como solo amigos.
Los vampiros habían comenzado a congregarse en el medio del recinto con la noticia de la reunión que Klaus había convocado y que había llamado a todos los que podían pararse bajo la luz del sol. Marcel se movió entre esos vampiros, bajando pesadamente los escalones mientras Esme estaba al acecho detrás de él jugueteando con su teléfono celular mientras sus ojos seguían a Gerard mientras Diego se había dado cuenta de que el vampiro, a quien él seguía, se acercaba. —Oye, Marcel —llamó mientras se ponía de pie—. Tal vez sepas lo que está pasando. Klaus ordenó que nos reuniéramos aquí, y ahora no se presenta.
—¿Qué quieres de mí? —Marcel cuestionó mientras esperaba que lo dejaran solo, donde nadie le hiciera preguntas y donde pudiera sentarse en su dolor sin que nadie lo molestara. Pero Diego continuó siguiéndolo, pisándole los talones a Marcel con la esperanza de obtener una mejor respuesta—. Es un nuevo orden. Acostúmbrate.
Diego puso los ojos en blanco, había esperado una mejor respuesta de la persona a la que había seguido, que por lo general tenía todas las respuestas que eran perfectas para él. Esme frunció los labios con impotencia mientras descansaba contra la barandilla alrededor del balcón del centro del recinto antes de darse cuenta de que Klaus se acercaba a su casa. —Queridos hermanos, su atención, por favor. Sin duda, todos están sorprendidos de ver a Thierry Vanchure —las cejas de Esme se levantaron en estado de shock con el hombre que había sido encerrado en la pared de la mazmorra, parte de su castigo por lo que Klaus, Rebekah y Esme se habían juntado—. Quien se supone que se está pudriendo en el jardín por el delito de matar a uno de los nuestros, y yo personalmente decidí perdonarlo. Espero que todos le den la bienvenida a Thierry.
