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capítulo diecinueve. más cerca de ti
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KLAUS NO PODÍA RECORDAR la última vez que se había despertado de una pesadilla, donde estaba jadeando de miedo tan pronto como sus ojos se abrieron y se orientó que todo estaba en su cabeza. El leve gemido que había escapado de sus labios ni siquiera había despertado a Browne que yacía en la cama junto a él, ya que estaba muy sumida en su sueño. Mientras se alejaba rodando del borde de la cama, se había acurrucado más cerca de ella mientras recordaba los eventos de su pesadilla que lo atraparon con incredulidad y miedo.
Mikael perseguía sus sueños, una noche en la que había sucedido después de mucho tiempo. Mientras sus ojos miraban a su alrededor para saber que estaba donde se suponía que debía estar antes de mirar a Esme vestida con una de sus camisas para la noche. Él sonrió por lo pacífica que se veía mientras él continuaba acercándose más y más a ella hasta que inconscientemente ella apoyó la cabeza contra su pecho, lo que provocó que su brazo se balanceara alrededor de su hombro para mantenerla cerca de él.
Su barbilla cayó sobre su cabeza mientras sus ojos comenzaban a revolotear cerca de donde podía escuchar los latidos de los corazones dentro de la habitación. El suyo y el de ella... con la idea de volver a su sueño, sus ojos se abrieron con la audición de un tercer latido del corazón. El ceño de Klaus se frunció confundido porque creía que solo él y Esme estaban acostados en su habitación, pero como había escuchado de nuevo, el latido de dos latidos del corazón solo se había contado y el tercero hizo que pareciera que nunca estuvo allí.
Pensó que lo había imaginado o que su mente le estaba jugando malas pasadas durante la noche. Klaus no pudo volver a dormirse, lo que lo llevó a mirar hacia el techo como si fuera a convencerlo de que volviera a su sueño. Pero la pesadilla de su padre lo había mantenido despierto durante el resto de la noche, estaba demasiado asustado para cerrar los ojos de nuevo en caso de que se enfrentara a eso que lo persiguió toda su vida.
Con un movimiento cuidadoso, se deslizó de debajo de Esme, dejándola abrazar una almohada como si nunca se diera cuenta de que la había dejado para atender su dormitorio. Cada vez que su mente necesitaba distraerse de las cosas, donde no podía dormir, se había interesado en el lienzo en blanco que estaba sobre el caballete de su habitación. Se preguntó cuál iba a ser su obra maestra mientras giraba el pincel entre sus dedos hasta que los pasos que se acercaban a su habitación llamaron su atención.
Esme bostezó mientras se abrazaba a sí misma con una leve sonrisa en sus labios. Apenas abrió los ojos cuando entró a trompicones en la habitación de Klaus con preocupación. —Oye, ¿estás bien? —Cuestionó antes de apoyarse contra el marco de la puerta—. Es muy temprano...
—Acabo de tener un mal sueño, eso es todo —Dijo Klaus haciendo que la morena frunciera el ceño—. No podía volver a dormirme y no quería despertarte, así que vine aquí.
