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capítulo veintiuno. de la cuna al sepulcro
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ELIJAH HABÍA ESTADO demasiado débil para correr por su cuenta, para buscar a Hayley con la esperanza de encontrarla, lo que llevó a Esme a permitirle colgarse de sus hombros, ignorando la sangre que rezumaba de su cuello para caer sobre su camisa de color rojo oscuro, pero no mezclado con su camisa. Se las arregló para patinar hasta detenerse mientras flotaba fuera de las puertas de la iglesia de Santa Ana, que había abierto de una patada con el pie, el ruido sordo resonó en el lugar de Dios que ni siquiera hizo que Klaus se estremeciera mientras yacía en el suelo al pie del altar. La noche había sido inesperada, en la que esperaban que las cosas hubieran resultado diferentes a como lo habían hecho.
Esme había sido dotada sin la mordida de un licántropo ya que su visión no era tan borrosa como la de Elijah cuando aminoraron la velocidad al final de la isla. Sus cejas se arquearon porque no estaba tan segura de lo que había visto y lo que había olido. Klaus no solo se sentó al pie del altar solo, entre sus brazos estaba el cuerpo sin vida de Hayley, una línea dibujada en su garganta con el uso de una daga que dejó su sangre rezumando, manchando su ropa y la piel alrededor de su cuello. A pesar de que la visión de Elijah se había vuelto borrosa, a través de la visión nublada supo lo que había visto y lo que había causado que se apartara del lado de Esme para tropezar por el pasillo de la iglesia por su cuenta.
La respiración de Browne quedó atrapada en su garganta cuando preguntó qué había sucedido dentro de la iglesia de Santa Ana. Fue lenta detrás de Elijah, quien trató de mantenerse erguido apoyándose en los bancos que conducen al frente para ver más de cerca a Hayley, cuya vida terminó después de dar a luz a su hija, a la que tuvo un segundo en brazos. La mano de Esme cubrió su boca mientras las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos al ver a Marshall, cuyo bulto se había desvanecido y que había muerto por el corte fatal en la garganta, hecho a mano por Monique Deveraux.
Elijah cayó de rodillas con incredulidad cuando su cabeza se sacudió antes de levantar la mano para rozar la frialdad de su mejilla, para sentir la falta de calor de su muerte. Inclinó la cabeza, el dolor se acumuló en su estómago y se preparó para ser desatado con lágrimas corriendo por sus mejillas antes de que Klaus rompiera el silencio. —Ella se ha ido —Esme todavía hizo una mueca mientras permitía que una lágrima escapara del borde de su ojo y rodara por su mejilla, lo que permitió que cayera al suelo tan pronto como llegó a su barbilla donde había estado colgando. Elijah había caído sobre su trasero en estado de shock que recorrió todo su cuerpo y que había llevado a su hermano a notar las mordidas a ambos lados de su cuello—. Te han mordido —Klaus ofreció su muñeca para que Elijah la tomara después de morder su propia piel.
La vampioa se acomodó en el banco con las manos cayendo sobre las rodillas con un aliento tembloroso para tratar de comprender la muerte de Hayley. La pérdida era algo feo y, al igual que la muerte, Esme siempre la había odiado, pero vivía rodeada de gente que moría. Pero odiaba el hecho de que la bebé iba a crecer sin una madre, que ella no iba a poder recibir el amor que solo una madre podía dar. Las brujas se lo habían quitado todo a la niña tan pronto como nació. Los ojos de Esme se detuvieron en Elijah, quien había sido sanado por la sangre de su hermano y lo llevó a colocar a Hayley suavemente contra el altar y donde Browne observaba la habitación a su alrededor. Ella cuestionó qué había impedido que Klaus matara a cada una de esas brujas. —¿C-Cómo? —La voz de Esme era temblorosa cuando rompió su silencio y eso había causado que los ojos de Klaus se desviaran del suelo.
