Capítulo XXX

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Cruzo mis brazos sobre mi pecho de forma relajada y recuesto mi hombro del umbral del marco de la sala, dejando todo el cuerpo de mi cuerpo en un pie y cruzando una pierna sobre la otra, presionando la punta de las botas en el piso

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Cruzo mis brazos sobre mi pecho de forma relajada y recuesto mi hombro del umbral del marco de la sala, dejando todo el cuerpo de mi cuerpo en un pie y cruzando una pierna sobre la otra, presionando la punta de las botas en el piso.

—Por ahi— hago un pequeño encogimiento de hombros que ella observa con una ceja alzada.

—¿Por ahí? ¿Y tienes el descaro de decirlo así?— se levanta del sofá, dando tan solo dos pasos con evidente enojo— ¿Sabes lo que sentí cuando me desperté en la madrugada y no estabas por ningún lado?  ¡No duermo desde esa hora, Skate!

Frunzo el ceño, un poco molesta pero suspiro para responderle con una voz apacible y tranquila.

—Creí que ya te habías acostumbrado a no dormir. Me imagino que en el hospital no lo haces.

Tengo que respetarla, es mi deber hacerlo ya que es mi madre... Pero todo pensamiento se fue al carajo cuando escuché su grito, creo que todo el vecindario lo escucho.

—¡ESTO ES DIFERENTE, SKATE! ¡¿PUEDES TOMARTE LAS COSAS EN SERIO ALGUNA VEZ EN LA VIDA?!.

Me despego de la pared, dando un paso atrás sorprendida, impactada de como me grito. Ella jamás me había gritado, no que lo recuerde.

La observo a los ojos, viendo cómo están observandome fijamente con enojo, y eso hace que una pequeña llama se encienda en mi interior, explotando tan rápido que apenas soy consciente de lo que hago hasta que siento como mi boca se mueve de forma involuntaria, como si alguien me estuviera controlando, soltando las palabras que habia tenido guardadas por tanto tiempo.

—¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUE ES DIFERENTE, MAMÁ?!— ella se acerca rápido y entonces, siento una punzada en mi pecho al ver como levanta su mano, dispuesta a pegarme, pero antes de que lo haga, levanto la mirada aún más, y con voz segura digo:— ¡¿Por qué yo sí tuve que obligarme a dormir cada que tenía una pesadilla y tú no estabas?! ¡¿Por qué con lágrimas corriendo por mis mejillas, mis piernas temblando y diciéndome a mi misma que todo estaría bien, me acostaba en tu cama para poder sentir tu presencia aunque no estabas?!.

Baja su mano lentamente, con sus ojos tan abiertos que parece que se saliran de sus órbitas y da un paso atrás, un paso que yo no me preocupo en dar ya que ahora lo más que quiero es estar lejos de ella.

Para no lastimarla.

Para no lastimarme.

—¡¿Ah, mamá?! ¡¿Estas molesta porque no dormiste preocupándote por tu hija en vez de por un desconocido al qué haces llamar paciente?!.

Un nudo en mi garganta hace que no pueda gritar más, así que un mínimo susurro pero lo suficientemente audible para que ella escuché, sigo hablando.

—¿Sabes lo que yo sentía cuando pasaba días sin verte? ¿Sabes cómo me siento ahora?— mis ojos se cristalizan, impidiendo que pueda ver claramente su rostro, pero antes de que todo se pusiera borroso pude ver como una lágrima bajaba por su mejilla— ¿Co-como puedes reclamarme cuando tú has hecho lo mismo? ¡Cuando apenas era una niña... Una niña que extrañaba a su padre que no quiso estar a su lado... Como tú tampoco has estado!.

BranxtorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora