Capítulo 35 "¿Te puedo matar?"

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Lo que hice no fue por placer sexual. Más bien me trajo algo de paz mental.
Andrei Chikatilo.

Paola

Estaba en el parque donde vengo siempre a matar animales, hoy luego de matar un conejo me quedé aquí viendo la nada observando como el agua se movía como había algunos peces en aquel río, pensé que iba a estar sola hasta que me fuera, tenía las manos llenas de sangre y si alguien me veía iba a pensar que me había pasado algo y así fue una señora que viva a 3 casas de la mía apareció de la nada como si fuera un puto fantasma.

—Cariño estás bien— Dijo la mujer muy asustada, yo ni siquiera me moví de mi posición no quería hablar, supongo que la mujer se asustó más al no responder porque corriendo se acercó a mí y volvió a hablar- ¿Lilyet estás bien?- Pregunto la mujer mientras se arrodillaba a mi lado casi temblando.

Toco mi pecho para ver si respiraba y cuando fue a tocar mi cara abrí los ojos rápidamente odio que me toquen la cara, personas desconocidas es asqueroso.

-Hola-

-AHHH- La señora estaba sentada y por el susto dio unos saltitos hacia atrás y me dio el espacio justo para poder levantarme tranquila.

-Estoy bien- Dije mientras me levantaba.

-Pero tienes sangre cariño no estás bien- Tendría que aprender a callarse, pero supongo qu
e las señoras no saben hacer eso, no tendría que haberse parado a fijarse si estaba bien.

Cuando me acerque a ayudarla a levantarse, algo en mí se encendió, había una piedra justo al lado de ella y lo supe esta mujer no llegaría a casa hoy no ni mañana ni nunca.

Esquive la mano que había estirado la señora para que la ayudara y agarre la piedra ella me vio con sorpresa, pero no dijo nada, hasta que la golpe con la piedra y con grito pidió ayuda, pero tape su boca y aunque no parezco fuerte a simple vista pude taparle la boca y reventarle el cráneo a la vez, continúe más rápido y más rápido hasta que comencé a ver dentro de su cráneo la sangre brotaba por todas partes la sangre estaba en todos lados era tanta que me hacía sentir en paz, la rabia se había ido el dolor había desaparecido, éramos la piedra y yo contra un cráneo de una señora ya muerta, sus ojos empezaban a rebotar en sus cuencas y se lo arranque y los tire al lago y todo se volvió gris la furia tomó el control.

Cuando por fin estuve satisfecha supe que tendría un gran problema, la señora no tenía marido, pero si hijos que la visitaban y cuando vinieran a visitarla y su madre no apareciera todo iba a salir a la luz así que empecé a meterle piedras al cadáver para que no flotara se las metería por la boca y sé la aria tragar, pero todo su cráneo estaba deshecho todo su rostro era una masa amorfa de carne huesos y dientes repleta de sangre mucha sangre.

Y corrí nunca había corrido tan rápido, pero no podía ir a mi casa no hoy si volvía Lilyet volvería y todo se pondrá peor así que hice lo primero que se me vino a la cabeza.

Fui a la casa de los Olaet y entré por la puerta de la cocina no la había cerrado y ahí me quedé encerrada esperando que volvieran pronto porque ya no sabía que hacer estaba en blanco no tenía miedo, pero sabía que algo malo iba a pasar.

La espera fue larga y Kataia llamó varias veces para saber dónde estaba le dije que estaba con Analia, pero si supiera que Analia ya no esta y que ahora estoy sola.Lilyet estaba en silencio, no dijo nada, no lloraba, no preguntaba, sabía que había visto todo, pero ella no dijo ni una sola palabra, aunque si intento salir, pero se lo negué, mi control mis reglas.

Daniel

El lunes fue extremadamente largo, pero ya estábamos volviendo a casa aunque ya era de madrugada y mañana no sé si podremos ver a Lilyet me moría por verla y estar con ella.

Lo que me oculta la noche|PaulinaMarsicano [Trilogía Oculta I] [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora