[3] Ella será un monstruo con sed de sangre

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"Yo escuche tu historia, pues ahora es tiempo de que conozcas parte de la mía"

Luego de unos minutos se detuvieron en frente de una enorme puerta de madera la cual tenía colgado un pequeño cartel dorado que decía: "Oficina Real". Desde hace tanto tiempo que lo leía algo que incluso llegué a sorprenderme por haberlo entendido sin dificultad, lamentablemente todo sería mucho más fácil si aprendiera a hablar, de esa forma podría decir: "¡Estoy aburrida! ¿Pueden traerme un libro, por favor?".

Por otro lado, no sabría si era bueno o malo, pero con cada día que pasaba mis memorias se volvían cada vez más confusas, es como si nunca hubiera vivido una vida antes de esta... aun podía recordar el disparo y el aroma al café de la cafetería de la esquina, pero ya no soy capaz de recordar mi nombre, incluso tenía esa extraña sensación de no haber tenido nunca alguno realmente. Es verdad que desde que desperté en este lugar, intenté no pensar mucho en ello, no quería volver a tener ese sentimiento de angustia y desesperación por haber desaparecido de aquel mundo.

Oliver dio seis golpes en la puerta antes de abrirla y fue en ese momento que una gran luz iluminó nuestros rostros, la cual resulto ser causada por un gran ventanal que no poseía cortinas de ningún tipo, por lo que todo el sol entraba por la ventana. Tarde uno o dos minutos en ajustar mi vista mientras mi madre se adentraba en la oficina, el rey se encontraba detrás de un escritorio rodeado por grandes montañas de papeles, los cuales estaban envueltos con una cinta azul, sus ojos estaban fijos en una carta, pero sus manos estaban anotando sin parar en una libreta.

No alzo su vista en ningún momento, aunque era porque se le veía demasiado sumergido en sus pensamientos como para haber notado que entramos a su oficina, mi madre dio un par de pasos más, lo suficientes como para notar las grandes ojeras que decoraban sus ojos los cuales se notaban cansados... llevo una de sus manos hacia su frente mientras seguía leyendo aquella carta y luego de varios minutos alzó la vista hacia nosotros, aunque la fijó solamente en Oliver.

Merci [Gracias], Cass. —Dejo la carta a un lado antes de entrelazar sus manos para apoyar su cabeza en ellas. —¿Alguna vez has llegado tarde al campo de batalla? —Pude ver como Oliver negaba con la cabeza.

—No, nunca he llegado tarde.

—Entonces, cuando tu rey te de una orden, deberás de cumplir de la misma forma... sin llegar tarde.

Su voz era fría y su rostro no demostraba ninguna expresión que no fuese el obvio cansancio, entendía que el carácter del rey no era fácil, pero no pensé que lo confirmaría tan rápidamente. Era tan distinto a mi madre, que me hacía sentir extraña.

Incluso su forma de vestir era completamente distinta, mi madre vestía un sencillo y largo vestido blanco invierno que me hizo recordar a Elizabeth Bennet en aquel baile que organizó el señor Bingley, en cambio, mi padre tenía puesto un traje negro con una "x" dorada sobre su pecho y sobre sus hombros caía una larga capa de color rojo con bordes blancos, la cual me daba la sensación de que pesaba mucho, además, a diferencia de mi madre, él si estaba utilizando una corona.

—Su majestad. —Mi madre hizo una pequeña reverencia. —¿Deseaba vernos?

—Diana... —Mi padre señalo un asiento que estaba frente a él, esperando que ella se sentara como había ordenado y como era de esperarse, lo hizo rápidamente. —Realmente me hubiera gustado conversar esto contigo mucho antes, pero no tenía pruebas suficientes...

—Malcolm... de hecho, yo igual quisiera hablar contigo sobre algo. —Él negó con la cabeza.

—Le pedí a un grupo de investigadores que me ayudaran a comprobar tu historia. —Mi madre ahogo un suspiro y me aferro aún más a su pecho. —Resulto no ser nada más que eso: una historia... y antes de que quieras decir algo, ahora no tengo ánimos de escuchar el motivo de tu mentira.

Segunda Vida Para Amelie [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora