[7] Ella la busco por cada rincón

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[Advertencia: Este capítulo contiene escenas que pueden no ser aptas para todo publico, si no te sientes bien leyendo alguna de las escenas, siéntete libre de comentarlo. Dejaré este mismo mensaje antes de dicha escena]

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"Me quité uno de mis zapatos y lo lancé directamente a esa gran pila de papeleo"

Aquel día no pude encontrarla... mis ojos se habían cerrado mucho antes de que pudiera dar tan solo un paso más, quería seguir adelante, de verdad que no quería quedarme de brazos cruzados, pero algo me impidió que pudiese ir tras ella, por más que me esforzara mis ojos no quisieron abrirse y mis piernas temblaban a tal punto que no podía mantenerme de pie.

Desperté para la madrugada del siguiente día, mi cuerpo actuó por sí solo, pues no recuerdo cómo fue que me perdí en aquel castillo, caminé por varios minutos, pero solo podía ver habitación tras habitación... ella no estaba detrás de ninguna de esas puertas, lo sabía, pero aun así guardaba la pequeña esperanza de que, al girar la perilla, ella estuviera detrás, esperando a por mí. Intente hacer todo lo que estaba en mi poder, pero incluso Oliver mantenía esa fría o terca actitud de no querer decirme nada al respecto, como si de un momento a otro sus labios se hubieran sellado.

No solo estaba siendo injusto, sino que cruel. Era mi madre de la cual estábamos hablando, no estaba buscando a cualquier persona que había hecho enfadar al rey, sino que se trataba de ella... creía que ambos tenían una de esas relaciones donde se preocupan ciegamente por el otro y siempre buscarían lo mejor para ambos, al parecer me había equivocado. Fui necia al imaginar que Oliver se mantendría del lado de mi madre, solo por haberla defendido una vez frente a mi padre, todos en este reino sabían que era mejor tener al rey de su lado.

Pero Oliver, me hizo pensar que era distinto al resto de personas. Ya no podía confiar en nadie, ni siquiera podía pedir ayuda y en un arranque de ira fui directamente a la oficina de mi padre para exigir que me devolviera a mi madre, en el momento que crucé aquella puerta, mis piernas habían vuelto a temblar, la atmosfera era tan densa y lúgubre que me sentí aterrada, por lo que salí corriendo del lugar.

A las horas me di cuenta de mi gran error, no debía de tenerle miedo a un hombre tan terrible como él, al contrario, él debía de temer por lo que yo era capaz de desatar... fue él quien asumió que sería un monstruo cuando creciera, sin duda alguna, mi padre no tendría la menor idea de con quien se estaba metiendo, pero por ahora, debía de mantener un perfil bajo por mi propia supervivencia, no, esta vez no me iba a quedar callada.

Si actuaba de forma imprudente para molestarlo, lo más probable es que me enviase al mismo lugar donde ahora estaba mi madre, eso podía funcionar, solo debía planear algo que pudiese enojarlo a tal punto de querer castigarme... ¿Debería de buscar una forma de poder acercarme a él para darle un golpe? ¿Eso sería suficiente?

Sin darme cuenta, ya estaba de camino a su oficina, decidida a demostrar cuan irrespetuosa podía llegar a ser, solo esperaba que de verdad funcionara, me conformaba con ver a mi madre tan solo unos segundos. Admito que sentí como mis piernas temblaron por un instante, pero no fue lo suficiente como para hacer que me arrepintiera de mi decisión, debía salvar a mi madre de su posible ejecución. Si luchaba con todas mis fuerzas, sabía que iba a lograrlo, solo necesitaba estar con ella, pero, no es como si pudiese decirle toda la verdad a mi madre, ello era imposible, no me creería y causaría más problemas de lo que ya existían por culpa mía, en ese caso... solo bastaba con sacarla de este lugar.

Estar frente a aquella puerta de madera, hizo que por un segundo mi cuerpo retrocediera, pero antes de poder siquiera girar la perilla, una gran cantidad de flores cayó sobre mí.

Segunda Vida Para Amelie [EDITANDO]Where stories live. Discover now