[2] Él ha cometido un grave error

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"Me alegra saber que siempre serás el mismo, sin importar los años que pasen"

El rey no volvió a dirigirle la palabra a mi madre, su silencio duro los suficientes días como para llamarlos semanas; ello fue justo lo que necesitaban las sirvientas del castillo, se entretenían creando rumores falsos de lo que había sucedido realmente, debo admitir que estaba sorprendida de la forma en la que hablaban cuándo nadie estaba cerca, pero al cabo de unos días ya lo había tomado como costumbre. De esa forma, pasaron una o dos semanas, los rumores iban de un lado a otro, pero ello no quitaba el hecho de que estuvieran mucho más ansiosas o preocupadas, incluso me atrevía a decir que sentían miedo, eso sí, el motivo fue muy difícil de adivinar, pero todo se hizo más claro cuando las sirvientas comenzaron a desaparecer una tras otra, hasta llegar al punto de que solo estaban trabajando menos de la mitad de los empleados que trabajaban antes.

Según lo que había podido entender, la discusión que habían tenido mis padres era mucho más grave de lo que cualquier persona que los conociera pudiera imaginar, es decir, ellos muy pocas veces tenían discusiones –por lo decir que casi nunca discutían– y como la discusión se produjo luego de mi nacimiento... no encontraron nada mejor que ubicarme en el centro de todo, pase de ser la pequeña princesa a un monstruo que era capaz de arruinar familias.

Por otro lado, ser un bebé no era muy agradable y por algún motivo encontraba divertido babear mis propias manos en busca de distraerme un poco, aunque lo peor de todo era tener que pedir todo mediante el llanto... no quiero que piensen que soy una bebé llorona o que exijo demasiado, es decir, al menos podían dejarme algún juguete que no fuese aquella fea muñeca de trapo que me acompañaba día tras día. En fin, realmente me gustaría saber en que afectaba que mi cabello fuera pelirrojo, es decir, solo era un tono de cabello y mi madre ya había explicado su motivo.

En sí, solo soy un bebé que llora para que le hagan compañía, babea sus manos y pies por aburrimiento e incluso supera su miedo por aquella espantosa muñeca, solo para dejar de sentirse completamente sola. Nada de lo que he hecho hasta ahora me convierte en un monstruo devora niños o lanza embrujos a las familias de quienes le sirven de comer... no voy a iniciar una tiranía antes de aprender a caminar, ¿o sí?

En fin, mi punto es que ni siquiera he cumplido dos meses y ya han creado toda clase de rumores en mi contra, insisto, no deberían de exagerar las cosas, mis padres tuvieron una discusión y ya está, todas las parejas tienen problemas, no deberían centrar la culpa en mí, además, el cabello no es algo permanente ¿no? Siempre se puede cortar o teñir, estoy segura de que en este lugar deben hacer tintes para cabello... de cualquier forma, es injusto que se forme un gran alboroto, sobre todo si mi madre ya ha dado una explicación y, al fin de cuentas, tengo la sangre de ambos corriendo por mis venas ¿no debería de ser eso más importante?

El sonido de unos rápidos pasos resonando por el pasillo me saco de mis pensamientos, era capaz de escuchar todo gracias al profundo silencio de mi habitación. Sabía de quien eran aquellas pisadas ansiosas, no era necesario que ella abriese la puerta para saber que se trataba de mi madre, debo admitir que calcular la hora me es algo extremadamente difícil, pero de alguna forma, sabía que ella vendría pronto.

Pude escuchar como abría la puerta rápidamente y corría hacia mi cuna, al verme me mostro una gran sonrisa antes de tomarme entre sus brazos. Era increíble como demostraba su amor hacia mí... en mi vida anterior no tuve la oportunidad de experimentar este tipo de sentimiento, quizás no es tan malo el hecho de haber reencarnado, podré conocer todo tipo de cosas por primera vez.

Ma petite Amelie... —Me dio un suave beso en mi frente. —El día de hoy tu madre ha tenido mucho trabajo que hacer, es increíble la cantidad de papeleo que se puede acumular... aunque, debo de confesar que me tome muy enserio los descansos antes de que nacieras. —Una pequeña risa escapo de sus labios, una cosa que ella amaba hacer era contarme su día, ya se tratase de su trabajo como reina o pequeñas anécdotas, por ejemplo, vivía hablando de un lago y que lo único que deseaba era que mi padre entrara en razón para poder visitarlo juntos. Hablando de su trabajo, nunca pensé que la reina tuviera demasiado, por poco y es ella quien gobierna este reino, incluso mí padre le había dejado parte de sus informes a mí madre, era completamente injusto, la reina no debería de estar haciendo el trabajo que le correspondía a él. —Oh... —Dio un leve suspiro. —Mis días serían mucho más alegres si pudieses acompañarme a la oficina... pero tu padre ha dejado muy en claro que no puedo llevarte conmigo, ¿no piensas que es completamente injusto? —Tomo una de mis manos y la agito con cuidado de no lastimarme. —Claro que piensas igual que tu madre...

Segunda Vida Para Amelie [EDITANDO]Where stories live. Discover now