𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟹

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Después del torpe encuentro con el chico, tuvo que retirarse, lo necesitaban en otro lado. La verdad no preste mucha atención, solo se disculpó porque debía irse.

En cuanto se fue, llegó otro joven a cobrarme los libros y me dio una ficha indicando su fecha de devolución para los que había tomado prestados.

Todos los que había comprado eran para el instituto, los demás debía devolverlos.

De camino a casa me coloqué de nuevo los auriculares y reproducí algo de música.

Es aterrador lo bien que una canción puede describir tu vida a veces. Sentía que iba en caída libre, caía por un hoyo infinito el cual no tenía fondo. Y tampoco le veía una salida.

Después de mamá y Nolan me apagué por completo.

Todo lo que hacía ya era por inercia. A veces creía que en realidad yo ya no estaba en mi cuerpo, parecía ver todo en tercera persona.

Estaba físicamente ahí, mentalmente ya no.

Me estoy convirtiendo lentamente en una máquina que solo hace lo que cree que debe hacer, y no lo que en verdad quiere.

Quiero volver a sonreír, quiero llorar de alegría, quiero volver a hacer las cosas que amaba, quiero poder volver a reír hasta doblarme del dolor de panza, quiero volver a tener amigos. Quiero volver a ser yo, quiero recuperar mi brillo.

Pero no sé cómo hacerlo.

Fingir que no duele, hace que duela más.

[...]

No sabía cómo sería mi primer día de clase después de no haber convivido con personas de mi edad durante un año, con las últimas personas de mi edad con las que había simpatizado tenían problemas mentales.

Si lidié con personas así, puedo con la normal ¿no?

Tampoco es como si nosotras fuésemos muy normales.

Dirigí mi camino al sillón en la ventana, el cielo estaba despejado y se podían ver las hermosas estrellas en él. Mamá y Nolan brillaban como nunca hoy.

-Mañana es mi primer día de clases, mamá - hablé en un susurro al cielo.

Lo poco que ahora recuerdo de ella es que constantemente peleábamos, y del pequeño Nolan recuerdo que amaba jugar con sus carritos, siempre me invitaba a jugar con él y hacíamos carreritas con ellos.

Recuerdo su risa cuando le hacía cosquillas en la barriga, su llanto cuando rompía alguno de sus juguetes, y su voz cuando nos juntábamos para hacer alguna travesura.

Mamá estaba siempre en casa, pero siempre estaba metida en su despacho trabajando. El poco tiempo que solía estar alzaba la voz constantemente y regañaba al pobre Nolan segundo a segundo.

Tenía un carácter muy peculiar, ninguno de los dos la culpamos nunca, de algún modo sabíamos que ella también estaba lidiando con algo, sola. Le teníamos paciencia y trabamos de entenderla.

Las lágrimas escaparon de mis ojos al recordarlos, tenía miedo de algún día olvidarlos. De olvidar todo lo bien que me hicieron sentir.

El grito ¿Cuál es el sonido de la muerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora