𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟸𝟸

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Resumen: Lúa perdona a Calan porque ahora que se siente sola por el encierro, necesita aferrarse a alguien y ese alguien parece ser él. Comienzan a verse más seguido y Evan deja que Lúa salga pero solo en compañía del antes mencionado. Lúa empieza a interesarse más por el libro viejo que alguna vez encontró en la biblioteca la primera vez que fue y su relación con Anton y Nesha esta a nada de romperse.  Lúa estaba triste porque no iría al baile de graduación. Y yap, sigan con la lectura, abajo explico mi desaparición.




― Lúa... ― susurraba ― Lúa... ― se volvió una especie de canto, me sentía atraída por la melodiosa voz.

― ¿Yo? ― salió más como una pregunta a mí misma.

― Tú.

Caminé por la tierra húmeda que se colaba entre los dedos de mis pies, me sentía ligera, como si pudiese volar. Quisiera decir que eran las drogas que tenía que meterme a diario, pero no sabía con exactitud lo que me hacía sentir así.

― Lúa...

Seguí caminando hasta que me topé de frente con el mismo lago de mis otros sueños. «¿Qué habrá esta vez?».

― Acércate Lúa... acércate un poco más.

¿Por qué su voz era tan atrayente?

Era como escuchar la dulce y melodiosa voz de una sirena.

Sin poner resistencia caminé hacia el lago, estaba tan embelesada.

― ¿Quién eres? ― pregunté.

― Soy nosotras Lúa, soy nosotras ― repitió.

― ¿Nosotras?

Nosotras...

― ¿Hay dos yo?

¿Era eso posible?

― No ― cantó.

― ¿Entonces, cómo...?

― Soy tu otra mitad... debemos estar juntas...

«Juntas...».

― ¿Por qué? ¿Por qué siempre me buscar? ― se me entrecortó la voz.

― Ahora estamos en peligro Lúa... debes correr... Lúa... Debes despertar. Lúa, Lúa... Lúa... Despierta... ¡Despierta!

― ¡Despierta! ¡Lúa despierta, joder! ― el olor a alcohol golpeó fuertemente en mis fosas nasales ― Una mierda, ¡Lúa!

Entreabrí los ojos para toparme de frente con la mirada azulada de Calan. Estaba aferrado a uno de mis brazos mientras me movía de un lado a otro frenéticamente. Lo miré extrañada en lo que me componía. Miré a mi alrededor, estábamos en mi casa. En mi cuarto. Estaba recargada en el somier de la cama. Frente a mi descansaba un botiquín de primeros auxilios y algunos productos abiertos.

Aparté cuidadosamente el algodón con alcohol que Calan sostenía frente mío, a pesar de haberlo tenido frente a mi hace unos segundos, ahora el olor a alcohol me resultaba asqueroso.

― Carajo Lúa, no vuelvas a hacerme eso ― dijo Calan con la voz aun exaltada, aventando a un lado el algodoncito ―. Creí que te había perdido.

― ¿Eh? ― balbuceé.

― Estabas en una especie de transe... ― sus pupilas se dilataron al verme fijamente ― estabas convulsionándote Lúa. No decías cosas coherentes.

Froté mis ojos bruscamente al no entender nada todavía. Las palabras cruzaban fugazmente mi cabeza. «Lúa» «nosotras» «peligro» «corre» «despierta».

El grito ¿Cuál es el sonido de la muerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora