𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟹

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Resumen:Pasé casi alrededor de un mes sin actualizar, abajo les contaré un poco más; en los capítulos anteriores pasó un suceso extraño fuera del pueblo con Nesha, Anton y Lúa. Ésta última salió afectada por un golpe a la cabeza que hizo que perdiera el conocimiento y medio olvidara los hechos anteriores. Conocemos a la madre de los Foley, quien es doctora, y atiende a Lúa, recetándole un medicamento para aliviar efectos secundarios, pero este nuevo medicamento choca con uno de sus medicamentos base, haciendo que deba dejar de consumir uno, si no el más importante de sus medicamentos: el que le ayuda a contrarrestar las alucinaciones. Por otro lado Anton está muy callado, lo cual es fuera de lo común y Arden tiene algunos cambios abruptos en su comportamiento, cosa que confunde a Lúa y hace que encienda todas sus alarmas.


𝟷𝟹


La gran luz que golpea mi rostro directamente me impide abrir los ojos por completo, mis parpados son débiles y algunas partes de mi cuerpo se sienten tan pesadas y adormecidas.

Estoy recostada sobre una camilla y una vez mi vista me permite observar más a detalle me percato de que estoy en una sala de hospital, solo que esta no parece ser la sala del hospital central de Grimshaw, sé que he estado aquí antes, pero no recuerdo con exactitud donde es.

Observo a mi alrededor y junto a mi hay un pequeño carrito de metal con algunas cosas en él. Las paredes se ven desgastadas y al parecer no se molestan en darle mantenimiento a este lugar, inmediatamente me produce repulsión el estar aquí. Al cabo de unos minutos las puertas se abren dando paso a los que parecen ser tres enfermeros a los cuales no puedo verles sus rostros, es como si tuvieran una gran mancha negra y se viesen borrosos.

—¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ustedes? — balbuceo todavía adormecida.

Al no recibir respuesta intento mover una de mis manos. Algo me lo impide. Comienzo a inquietarme, mis brazos están inamovibles, parecen estar atados al igual que mis piernas.

—¿Van a hacerme daño? — mi voz sale en apenas un susurro.

Los enfermeros hablan algo que no logro entender mientras se posicionan a un lado del carrito de metal impidiéndome la vista, escucho como dejan caer algunos objetos sobre él.

Uno de ellos se voltea con una gran jeringa en sus manos, dando pequeños golpecitos a esta para poder sacarle el aire, derramando pequeñas gotas de un líquido rojo.

Intento poner resistencia, pero este me propina una bofetada tan fuerte que mi mejilla queda ardiendo y mis ojos se cristalizan.

Cuando este termina de inyectarme, se voltea nuevamente y pronto el líquido comienza a cumplir su función. Me resulta aún más imposible mover mis extremidades, no puedo mover la cabeza, solo puedo mover los ojos.

Los otros dos enfermeros se acercan y mientras que uno sujeta con fuerza mi cabeza, el otro aprovecha para acercarse y rasurar un costado de esta con una máquina de afeitar.

Derramo la primer lágrima.

No puedo hablar. Mis labios pesan por lo adormecidos que están, están sellados.

Intento hablar, ninguna palabra sale entendible de mis labios.

Solo quiero ir a casa, ¿dónde estoy? ¿dónde está papá? ¿dónde está... dónde está Arden...?

Regresan mi cabeza al frente y solo me permiten ver el techo.

El que me inyectó se vuelve a mi nuevamente, pero ahora con lo que parece ser un taladro en manos. Observar la broca afilada acercándose a mí me hace desear con más intensidad haber muerto con mamá y Nolan.

El grito ¿Cuál es el sonido de la muerte?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora