025

7.7K 829 201
                                    

⁓Cantu e pensu te paru a ttie

suspiri e lacrime

ieu l'amore nu ttegnu cchiui

Capítulo 25 

25 de enero

Keira

Los minutos pasan, las horas pasan, los días pasan y junto con ellos lo que queda del invierno.

Es algo triste por así decirlo, me gusta más el invierno que las otras estaciones del año. Prefiero el frio enfriando cada parte de mi cuerpo que el calor quemando cada parte de mi cuerpo.

Una tormenta de nieve impedía que me alejara mucho de casa, es casi imposible ver en donde pisas y hacia donde te diriges. Se supone que la tormenta acabará en unas horas. Así que me digno a quedarme en mi habitación y esperar.

Me despido y cuelgo la llamada con mi abuela, hoy es su cumpleaños y lamentablemente no pudimos viajar debido al clima; los aeropuertos están cerrados hasta nuevo aviso.

Agarro la cadenita – que me dio Azael – entre mis dedos para asegurarme que no la haya perdido. Es mejor asegurarse que siga en mi cuello a tener que buscarla por todos lados luego. Miro mi ukelele colgado en la pared y me levanto a agarrarlo, empiezo a tocar unas cuentas canciones que se de memoria para pasar el rato.

Horas después me percato que la tormenta esta a punto de terminar, la visión se hace más nítida cada vez más. Me coloco un par de tenis y bajo las escales a paso apresurado. Grito desde abajo a mis papás que iré a la tienda, a lo que ellos me responden con un "de acuerdo, no olvides tu abrigo". Coloco el abrigo sobre mis hombros, agarro mi skate y salgo de la casa directo hacia la tienda.


Azael

- ¿Lo crees conveniente? – le pregunto a Stark a lo que él asiente. Dijo que podíamos hacer una pequeña reunión en el edificio abandonado (justo donde estamos), me negué al principio, pero poco a poco logra convencerme.

- Claro, invitamos a unas cinco personas incluyendo a... ¿Keira? – pregunta y yo asiento con la cabeza – Nunca tuve tiempo de conocerla, creo que hoy es el momento indicado.

- No lo sé, amigo. Estoy agotado y la verdad no tengo ganas de nada – le digo sinceramente y este hace un puchero, yo le respondo con una mueca de desagrado, lo que hace que suelte una carcajada.

- Vamos, no seas aburrido. Solo seremos siete personas, solo para distraernos un poco ¿va? – dice extendiendo su puño hacia a mí, lo miro unos segundos antes de chocar mi puño contra el suyo.

- Está bien, pero déjame llamarle a Keira, quizás este ocupada – expreso y este asiente, también yendo a llamar a sus conocidos. Busco el número de Keira entre mis contactos y le doy a "llamar", al tercer timbre contesta.

- ¿Hola? – dice y escucho una especie de interferencia, como si fuera aire –

- Hey ¿cómo estás?

- Oh, eres tú – dice algo sorprendida

- Si, soy yo ¿Quién pensaste que era?

- Alguno de mis papás. Es que salí de casa con la escusa de ir a la tienda o bueno, en realidad si fui a la tienda a comprar un chocolate, pero también estoy yendo a otro lugar – afirma respirando rápidamente.

- Oh entiendo, entonces ¿estás ocupada?

- En realidad no, solo quería salir a tomar aire. Todo el día encerrada en casa me da dolor de cabeza.

Un Invierno Sin Fin ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora