ᴠɪɪ. ᴍᴇᴍᴏʀɪᴀ ɪɴǫᴜɪᴇᴛᴀ

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"Aunque suele la memoria morir a manos del tiempo, también suele revivir a vista de los objetos..."

-Pedro Calderón

A medida que pasaban los días Serkan se sentía cada vez mas inquieto, se sentía en medio de un rompecabezas que no lograba descifrar.

Lo que escuchaba, lo que veia, lo que le contaban y lo que sentía, lo confundía totalmente.

Había notado como ciertas cosas, lugares y personas le parecían familiares sin saber porqué, por lo que le había preguntado a su doctor si estaba pasando algo malo y le había explicado que era parte de su recuperación, su memoria estaba reconociendo lo que ya había vivido.

Durante esos dias había ido descubriendo pequeñas cosas que solía hacer antes de su accidente, como tomar agua con limón para relajarse, comprar café de una cafetería específica, pasear por el parque en las noches, entre otras.

Esa mañana Serkan estaba trabajando con Selin en la publicación de un artículo sobre un antiguo proyecto cuando la voz de Engin lo hizo sacar la vista de su computadora.

Su mejor amigo y Eda entraban a la oficina con los brazos llenos de papeles, planos y sus computadoras para trabajar cuando los vieron ahí.

—Podemos trabajar en mi oficina si quieres — le ofreció su amigo a Eda cuando vio a Selin con Serkan.

Eda lo miró con una sonrisa, pero se negó —No es necesario, esta mesa es amplia —le dijo colocando los papeles sobre la mesa para comenzar a dibujar.

Serkan los miraba con molestia desde el otro lado de la mesa, no entendiendo porque la cercanía de esos dos le molestaba tanto. Habían pasado gran parte de la mañana trabajando y riendo prácticamente delante de sus narices y eso lo estaba irritado, en los días que llevaba de vuelta en Estambul, era la primera vez que veía a Eda reír y tenía que reconocer que era algo lindo de ver, los hoyuelos que se le formaban cuando sonreía eran adorables, aún así le molestaba su indiferencia, aún no había logrado hablar con ella y los papeles del divorcio se sentían como piedras cada vez que lo veía, habian pasado dos días de su visita a la casa de la montaña y seguía confundido.

—¿Podrían callarse?, esto es una oficina, no un salón de eventos —los regañó a ambos irritado cuando no pudo soportar más verlos reír con tanta complicidad.

Engin y Eda se miraron con diversión antes de responder, el viejo robot estaba de vuelta.

—No sabía que estaba prohibido reírse en la oficina —le respondió Engin sabiendo que eso lo irritaria.

—No es eso, pero hasta donde yo recuerdo esto es una oficina seria y no logro concentrarme con ustedes riendo como si estuvieran en una fiesta.

—Supongo que has pasado mucho tiempo con Eda y se te pegaron sus actitudes de niña, Engin —se metió Selin.

—Y veo que a Serkan se le esta pegando tu amargura —le respondio Engin en el mismo tono.

—¿Amargura? —respondió incrédula, no esperaba que Engin le respondiera en lo absoluto —Solo me comporto como un adulto.

—¿Cómo un adulto?, yo te veo más cercana a Pinocho —replicó Engin con una sonrisa — Lo digo porque son igual de mentirosos.

—Bueno basta —los corto Serkan —Se están comportando todos como niños peleando —dijo irritado —Esto es una oficina y hay que comportarse como tal.

Eda negó sin mirarlo —Vaya, parece que además de la memoria perdiste el escaso sentido del humor que tenías.

Engin se río al ver la cara de su amigo después de escuchar a Eda —¿Vamos a mi oficina entonces?.

ʟᴏsᴛ ɪɴ ʏᴏᴜʀ ᴍᴇᴍᴏʀʏ [ᴇᴅsᴇʀ] Where stories live. Discover now