CAPÍTULO 19

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    Buscó a Isabella toda la tarde, de todas maneras, continuaba con la limpieza, no vaya a ser que la regañaran por no cumplir sus quehaceres. No sabía si había salido bien en la foto, no era muy fotogénica, de hecho, no le gustaba sacarse fotografías, sin embargo, al parecer, todo el personal ya lo había hecho.

  Aún seguía pensando en aquel acontecimiento extraño, no es normal que una adolescente cruce la ruta, frecuentemente, de la misma manera y a la misma hora, ¿y qué hay de la chica del supuesto cuarto de castigos? ¿Qué esconden las paredes del colegio Torres de marfil?

—¿Cómo estás? —Una dulce voz la hizo despertar de sus pensamientos.
—Te estaba buscando Isabella, vení, vayamos al borde de la escalera, allí podremos hablar más tranquilas.

La muchacha le siguió los pasos a Ana sin decir una palabra, ni bien llegaron, comprobó que Isabella tenía un moretón violáceo en el antebrazo, la jovencita, notó la mirada fija de Ana, a quien ella llamaba Eva, en su herida, por lo tanto, disimuladamente lo escondió tras su cuerpo.
—¿Qué te pasó?

—Me caí, ¿por qué me estabas buscando?

Ana se dio cuenta de que la chica estaba disuadiéndola, por lo tanto, prefirió indagarla, había cuestiones más importantes, aunque aquello hubiera sonado muy egoísta.

—¿Las dejan salir del colegio en algún momento?

—Es un internado Eva, no una cárcel —respondió irónicamente.

—Bueno, pero, ¿qué hay del bosque?

—Es un bosque, no entiendo tu pregunta.

—¿Quién es la chica que pasa corriendo por la ruta?

Isabella se quedó callada —¿Qué chica?

—Una chica que viste el uniforme de este colegio, pasa corriendo por la ruta algunas tardes, a eso de las dos y media, ¿tenés alguna idea de quién es?, ¿acaso las dejan salir?, ¿a dónde va?

—¿Por qué me haces tantas preguntas Eva? No sé de quién estás hablando.

—Perdoname, no quise molestarte Isabella —Ana pareció decepcionada.
—Eva, esperá, ¿cómo es esa chica?

—No sé, solo la veo correr, pero tiene cabello rubio —Ante la negativa de la muchacha, decidió proseguir— ¿Sabés algo de una tal Verónica...?
—¡Shhhh! —Isabella tapó la boca de Ana—. Que no te escuchen.

LA DESAPARICIÓN DE VERÓNICA WARRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora