Capítulo 10.

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Kihyun fue dado de alta. Aunque le dieron una condición, hacer reposo. Y lo iba a hacer, pero luego de investigar por qué carajos la directora quiso hablar con él por llamada telefónica. Caminó hacia la cafetería. Iba demasiado lento, ya que sus heridas no sanaban del todo. Pero agradecía poder salir de esa camilla asquerosa y alejarse del olor a hospital. Llegó a la cafetería, estaba vacía porque todavía faltaba tiempo para la hora del almuerzo. Se dirigió a la cocina. Allí estaba Taylor pelando papas y el otro hombre cocinando un pedazo gigante de carne. Aidan se encontraba picando algunas verduras. Los tres hombres lo observaron al escucharlo llegar.

—Aidan, necesito hablar contigo, a solas.

Este dejó la cuchilla sobre la mesa de la cocina. Se lavó las manos rápidamente y se las secó con su delantal blanco manchado. Le hizo una seña para que fueran hacia la cafetería para tener privacidad. Se sentaron en una de las mesas vacías.

—¿Cómo están tus heridas? - Preguntó el rubio, rascando su reciente barba.

—Un poco mejor, pero no totalmente curadas.

—Debes descansar, ¿qué haces aquí?

—Necesito preguntarte algo - Respondió y cambió de posición ya que la forma en la que estaba sentado le causaba molestias en su cuerpo lastimado.

—Te escucho.

—¿Conoces algún trato que Jooheon pudiera tener con la directora?

Aidan resopló y asintió con la cabeza.
—Tiene varios de ellos, por algo Jooheon puede hacer lo que quiera aquí dentro.

—Creo que estoy metido en uno - Confesó mientras miraba sus manos. Aún no se acostumbraba a ver fijamente los ojos azules marinos de Aidan. El hombre era muy intimidante.

—¿Por qué lo crees?

Kihyun no quería decírselo. No confiaba totalmente en él. —No puedo decírtelo.

Aidan no pareció molestarse, su rostro estaba inexpresivo. Asintió lentamente.

—Ya no estás en su grupo, ¿verdad?

Kihyun fue el que asintió ahora.

—¿Quieres trabajar conmigo en la cocina? No somos un grupo pero entre todos nos cuidamos las espaldas.

El pelinegro lo pensó unos minutos. Ahora mismo, cualquier opción era mejor que estar solo, pero tampoco quería meterse en un lugar en donde no conocía nada de nada. No sabía el pasado o el presente de los hombres. Ni siquiera sabía el nombre del tercero que cocinaba allí.

—Te demostraré que puedes confiar en mí, haré lo que sea necesario para que estés con nosotros.

—¿Por qué me quieres en tu grupo? - Quiso saber antes de pensar en una respuesta clara.

—Te ví pelear esa noche. Lo hiciste mejor que muchos de aquí. Peleaste con inteligencia, no solo utilizaste la fuerza ciegamente. Me gusta eso de ti. Necesito a alguien que sea bueno peleando y que sepa usar la cabeza en situaciones difíciles. Si estás con nosotros, nadie podrá vencernos.

—Hablas como si una guerra estuviera por suceder.

—No se trata de una guerra, pero hay un grupo que siempre intenta atacarnos.

—¿Quiénes? - Preguntó por pura curiosidad.

—No puedo decírtelo - Respondió este y sonrió.

Kihyun asintió y se preparó para levantarse. Aidan quiso ayudarlo, colocó su mano en los omoplatos del joven y la deslizó por la tela hasta llegar a su espalda baja, con demasiada lentitud. Lo ayudó a incorporarse. Cuando estuvo de pie y el dolor en su cuerpo desapareció levemente, otra pregunta cruzó por su mente.

Máxima Inseguridad // ShowkiWhere stories live. Discover now