Una Vez Más

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Para cuando Viktor volvió mis párpados pesaban, mi respiración era lenta y ya estaba hecha un ovillo dispuesta a dormir.

—Mañana iras a terapia. —dijo el mayor acercándose a mi, no podía verlo con claridad. —Te acompañaré en todo momento. —acarició mi cabeza y me quedé profundamente dormida.

No recordaba cuál había sido la última vez que dormí con tanta tranquilidad, normalmente cualquier ruido podría despertarme y me aterraba la idea de que Claudia apareciere a mi lado con su estúpido tono burlesco; en lugar de eso, ahora realmente estaba descansando.

Al despertar seguía en el sofá mientras que Makachin olfateaba mi mano izquierda que estaba colgando del borde del asiento, me levante con dificultad y tome mi cabeza ya que me dolía un poco.

Di un vistazo rápido al lugar, pero no había rastro de Viktor por ningún lado, procedí a levantarme y arrastrar los pies a la cocina en búsqueda de alimento, para mi sorpresa encontré una nota en la puerta del refrigerador siendo sostenida por un imán con forma de pizza.

"No hay que comer, cambiate y encuentrame en la cafetería junto a los departamentos"

Gire sobre mis talones y me dirigí a la entrada, sabía que Viktor no pasaba tanto tiempo en su departamento y que seguramente se la pasaba comiendo fuera de casa. Tras cruzar la entrada me estiré para alcanzar la llave de respaldo y cerré el departamento para luego tomar el ascensor y llegar al recibidor.

Camine lentamente observando cada detalle de la avenida, como los automóviles pasaban sin preguntarse quien era, los pequeños montones de nieve acumulándose y claro, el espantoso sol reflejado en la blancura que hacía arder los ojos.

El viento frío golpeaba mi rostro y revolvía mi cabello, debía verme asquerosa, en realidad, no podía recordar cuando fue la última vez que me mire al espejo y había tomado tiempo para mí, me sentía en un sueño, mis sentidos estaban adormilados como si no fueran realmente míos. Detuve mi andar y mire mis manos, las uñas largas y poco cuidadas, no se sentían como mis manos; estar lejor de casa, de mi madre y Claudia derivó a que cada uno de los bloques de concreto que había colocado para mi protección cayeran uno a uno revelando lo mal que realmente me encontraba.

Cerré los puños con fuerza, eleve el rostro para evitar llorar y seguí caminando revisando local por local para ver en cual estaba Viktor, para mí satisfacción no se encontraba lejos, quizá a cuadra y media de su departamento, entre sin esperar otro segundo y me senté frente a él. Estaba tomando una taza de chocolate caliente y cuándo me vio frente a él escupió el trago que había tomado para luego toser.

—Te pedí que te cambiaras. —fue lo primero que salió de sus labios.

—Buenos días a ti también. —respondí y le tendí una servilleta para que se limpiará la comisura de sus labios.

—Buenos días, pequeña. —se limpio delicadamente. —Pide lo que quieras, la sesión de fisioterapia es dentro de dos horas. —volvió a su chocolate.

— ¿Qué le dijiste a Yuri? —le pregunté a la par que elevaba la mano para llamar la atención del mesero. —No puedes negar que hablaron.

—Yo... —Viktor estaba por hablar, pero el mesero hizo su aparición y pedí una orden de panqueques junto con un zumo de moras, una vez que el mesero se marchó el peliplateado volvió a hablar. —Solo le dije que estabas mejor.

—No tenías que hacerlo. —rodé los ojos. —Cómo si a él le importase de verdad.

— ¿Cómo sabes que no le importa?

—Si le importara no me hubiera dejado es tanto tan vulnerable y mucho menos hubiese iniciado una relación con quien se quiere robar mi vida. —eleve la voz más de lo que esperaba, sentía la rabia arder en mi pecho, estaba realmente molesta. —No le importo. —baje la voz.

— ¿Cómo sabes que le dije algo? —dio otro sorbo a su bebida, no parecía inmutarse ante lo alterada que estaba a diferencia del resto de la cafetería que me lanzaba miradas de reproche.

Me tomé un momento antes de responder, me rasque la nuca y mire a través del ventanal.

—Me escribió anoche. —finalmente le dio una respuesta. —Lo bloquee después de eso.

—Oh. —fue lo único que salió de la boca del mayor. —Bien, supongo.

El resto del desayuno fue tranquilo y silencioso, Viktor no volvió a mencionar a Yuri y se lo agradecí a pesar de que fui yo quien lo trajo a colación.

Después tomamos un Uber para ir a la clase de fisioterapia donde Viktor no dejaba de ver cada movimiento que hacía, me sentía un mono de circo bajo su mirada, cuando me sentía realmente incomoda él me daba la espalda para "inspeccionar" uno que otro aparato sin conocer cual era su función, asentia con la cabeza para luego ladearla y llevar una mano a su barbilla fingiendo interés.

Tras terminar la sesión él junto con mi terapeuta salieron de la sala de rehabilitación para hablar, al ser menor de edad debía permanecer al margen de las decisiones que los adultos tomarán.

El extraño y reconfortante aroma a pomada mentolada y medicamentos me hacia sentir paz, me empezaba a agradar el olor del hospital, en él no tenía que preocuparme por el exterior, no había reproches por parte de mi madre ni atentados de Claudia, mucho menos la presión de ser la mejor del mundo.

Tras un par de minutos más Viktor entro a la sala abriendo la puerta con tanta fuerza que creí que la tumbaria, dio un par de zancadas largas hasta llegar a mi lado, se coloco de cuclillas y me abrazo con fuerza mientras reía, estaba desconcertada, no sabía que estaba pasando así que no correspondí su abrazo.

—Oh, mi dulce niña. —rompió el abrazo y me tomo de los hombros. —Podrás patinar una vez más.

Sus palabras me golpearon como un rayo de luz y esperanza.

Volver a patinar.

La Gata Rusa 3 [Actualizaciones LENTAS ]Where stories live. Discover now