𝓬. 001

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Actualidad (año 2024)

Mi mirada estaba puesta fijamente en el espejo, mientras el agua de la ducha corría sin parar en espera de que se calentara un poco. Siempre tenía el mismo problema con el agua — y encontraba ridículo que aún no hubiera podido encontrar alguna solución mágica para aquello.

Aproveché de agarrar mi cepillo de dientes para, por lo menos, aprovechar el agua que corría.

—¿Por qué corre tanto la ducha? —la voz de Antoine sonó al otro lado de la puerta, a lo que la abrí para que no estuviera gritándome de un lado a otro.

Me encontré con su figura, aún con su ropa interior puesta, al parecer esperando a que yo terminara de ocupar el baño.

—Sabes que demora en calentar —bostecé un poco, mirando al reloj en la pared marcando casi las diez de la mañana.

La noche anterior nos habíamos quedado despiertos hasta muy tarde, y las consecuencias de ello estaban repercutiendo, principalmente sobre mí.

Lo vi bufar, mientras entraba al baño y me hacía a un lado suavemente con su varita en mano. Lanzó un par de hechizos al teléfono de la ducha, y frunció el ceño cuando vi que el vapor comenzaba a salir de inmediato de ahí.

Él se giró con una mirada triunfante, mirándome de pies a cabeza y tironeando la toalla que rodeaba mi cuerpo mientras yo aún me cepillaba mis dientes.

—¿Por qué no me has enseñado el hechizo para eso? —gruñí, caminando hacia la ducha y llevando mi mano al agua. Sonreí al notar que la había dejado a la temperatura perfecta.

—Hmm, porque nunca es necesario, te lo pasas en mi apartamento de todos modos —soltó una risa, bajando sus labios hasta mi frente para dejar un beso sobre ella—, ahora dúchate, Raphael llegará en cualquier momento.

—¿Por qué no te bañas conmigo, entonces? —sonreí de lado, dejando mi cepillo a un lado antes de abrir rápidamente el lavamanos para enjuagarme en él.

—Dudo que ahorremos tiempo haciendo eso —inclinó su cabeza a un lado, mientras yo dejaba caer la toalla de mi cuerpo al suelo.

—Entonces hagamos que valga la pena —agarré su mano, guiándolo hasta la ducha detrás de nosotros.

Alzó una ceja y me miró un par de segundos, antes de finalmente llevar su mano al elástico de su ropa interior para bajarla.

—Tú ganas.

—Siempre gano —murmuré en un tono triunfante, dejando que el agua finalmente cayera sobre mi rostro.

Estuvimos alrededor de media hora metidos dentro de la ducha, y luego de eso decidimos que era ya hora de ir a vestirnos rápidamente para alcanzar a llegar a casa de sus padres.

Sweet & Mint | Draco MalfoyOnde histórias criam vida. Descubra agora