𝓬. 011

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𝓓 | DRACO MALFOY

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𝓓 | DRACO MALFOY

Jamás creí que estaría tan pendiente de algo muggle, menos algo que juré jamás usaría por el sólo hecho de que lo encontraba innecesario — pero aquí estaba, mirando cada dos segundos la pantalla del móvil que me había comprado hace un par de horas, esperando a que Esme mandase un mensaje haciéndome saber que ya había guardado mi número.

¿Y si lo guardé mal? — No, había revisado ya tres veces el número, y estaba todo correctamente escrito. Quizás estaba ocupada con su familia, y yo aquí como un tonto esperando a que priorizara un simple mensaje mío.

Me sentí ridículo en ese mismo instante, por lo que me limité a dejar el aparato encima de la mesa de mi cocina, antes de ir lentamente hacia la pequeña oficina que tenía instalada en mi apartamento. No era la gran cosa como la que solía tener en la Mansión, pero era claramente más acogedora, y no me recordaba a mi padre.

No sabía nada de él hace unos meses — lo último que necesitamos de él fue la firma de unos papeles para poder dejar a nombre de Scorpius los terrenos que teníamos en el sur de Inglaterra. Él tampoco le respondía demasiado las cartas a su abuelo, por lo que supuse que él solo se dio cuenta de cómo era en realidad.

Jamás pensé meterle cosas en la cabeza a mi hijo sobre su abuelo, pero supuse que las cosas que habían sucedido, además de la obvia angustia de mi madre cada vez que Lucius era mencionado, fueron más que suficientes para que él mismo formase una opinión al respecto.

Revisé minuciosamente los papeles que había traído desde el Ministerio para trabajar, con la excusa de que tenía que ayudar a mi madre en un par de cosas. Usarla siempre funcionaba — sólo esperaba que nadie supiera que en realidad, ella no se estaba cambiando de casa y que mucho menos necesitaba ayuda fumigando de una plaga muggle en su jardín.

Me preguntaba cómo era que me creían cada cosa que decía, pero luego recordaba que era el Jefe del Departamento más importante a nivel nacional. Quizás, ni siquiera tenía que avisar que me iba a ausentar un día —o dos— pero de todos modos necesitaba dejarle alguna explicación al recepcionista en caso de que alguien me fuera a necesitar para algo.

El caso de los dragones seguía en investigación, y prácticamente consumía cada segundo de mi tiempo. Tenía que firmar decenas de propuestas para financiar misiones a diferentes partes de Europa — y hasta América.

Estaba más que claro que la cabeza de todo esto no era sólo una, sino por lo menos unas diez. Cada día se sentía que estábamos perdiendo pistas, y los crímenes comenzaban a hacerse más violentos, y no sólo con pérdidas de huevos de dragones en sí.

¿Era una organización? No tenía ni la más mínima idea. Todos los sospechosos posibles no tenían nada que ver uno con otro; pero quizás, esa era la estrategia de ellos en primer lugar.

Había tenido una reunión muy importante con Granger el día anterior. Hablamos de lo complicado que se había vuelto aquella investigación, y que estaba urgida por pedir ayuda de otros países — incluso, había considerado hacer un trabajo en conjunto con los Inefables, lo cuál rechacé de inmediato, sabiendo muy bien que eso sólo causaría más problemas dentro del departamento.

Sweet & Mint | Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora