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𝓓 | DRACO MALFOY
—¿Estás seguro de que estarás bien? —preguntó Scorpius por quinta vez, acomodando un par de almohadas a un lado de mi cama— Sabes que Ava puede ir a quedarse con su padre unos días, y yo me puedo quedar contigo.
—Hijo, no creo que dejar a tu esposa embarazada por un viejo que apenas se puede su cuerpo sea algo que le agrade —solté una pequeña risa, haciendo una mueca al sentir nuevamente el dolor en mi espalda—. Estaré bien.
—¿Seguro? —suspiró— De todos modos mi nana vendrá más tarde, y de seguro te va a regañar por no ser cuidadoso en tu ultra mega misión secreta —se burló, acomodando su abrigo por encima de él, antes de enredar su bufanda en su cuello.
—No- lo último que necesito es que me recuerden todo lo que pasó —negué con la cabeza, sintiendo un pequeño dolor atravesar mi pecho—. Sólo quiero olvidar todo, no fue un buen momento.
—¿A qué te refieres? —preguntó confundido, tomando asiento a los pies de la cama— Es decir, ya se que casi te mueres, pero no es primera vez.
Negué con la cabeza, sin querer contar a más detalle absolutamente todo lo que había pasado en Francia dos noches atrás.
—No fue nada, sabes que la pérdida de Rufus ha sido dura, y creo que no fue buena idea salir a algo tan importante tan pronto —me excusé, bostezando un poco y apartando mi mirada de él.
Sentí su mirada puesta sobre la mía, y claro sentí un dolor en mi cabeza, demostrando que estaba intentando entrar en mi mente.
Y yo — estaba demasiado débil como para siquiera intentar oclumancia en ese momento.
—Scorpius-
—La viste —dijo incrédulo—. Ella te cuidó en el hospital, ¿por qué no me dijiste?
—Porque no era relevante, y ya estoy aquí —respondí de inmediato, antes de aclarar mi garganta—. Sólo quiero descansar ahora.
—¿Sabes? La había invitado a mi boda —entrecerró sus ojos hacia mí— No pudo venir porque tenía cosas que hacer en la Universidad.
—¿Y por qué me estás contando esto? —me crucé de brazos, comenzando a sentirme algo incómodo ante lo intrusivo que había sido en los últimos minutos.
—Sólo para que sepas que tengo su número.
—Es bueno que mantengas contacto con ella —asentí—. Y ya es hora de que te vayas, ¿no tenías que ir a buscar a Ava de su entrenamiento? —intenté cambiar de tema, fingiendo que miraba al reloj en mi muñeca.
