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Ya era el día del vuelo, era de madrugada y ya estábamos en el aeropuerto, metidos en nuestros papeles

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Ya era el día del vuelo, era de madrugada y ya estábamos en el aeropuerto, metidos en nuestros papeles. Yo, con mi personaje de diseñadora, vestía un lindo traje sastre color azul marino, Jack, como mi buen guardaespaldas, vestía su típico traje. Su amor por ese estilo le ha servido de algo.

Ya estábamos apunto de entrar al avión, la azafata nos recibía con una sonrisa, y ahí se me ocurrió algo.

—Vamos, Jacky, no quiero llegar tarde — le dije, haciéndole una seña con la mano para que se apurara.

—¿"Jacky"? — preguntó asqueado.

Yo solté una risa inaudible.

Michelle había conseguido asientos en primera clase. Así que nos dirigimos ahí. Asientos cómodos, mayor privacidad, era perfecto.

Me senté en mi lugar, me quite el saco, Jack se sentó a un lado mío, quitándose lo mismo que yo. Unos minutos más tarde, el piloto del avión dio unas palabras, los asistentes de vuelo dieron unas indicaciones y pronto ya estábamos listos para irnos.

Me abroché el cinturón, cerré mis ojos y me aferré a las coderas apenas sentí el avión moverse.

—¿Qué te pasa? — me preguntó Jack, casi burlándose.

—Nada — le respondí seca.

—¿Te da miedo volar?

—No, me encanta ver lo lejos que estamos del suelo — respondí sarcástica.

—Ni siquiera ha despegado.

—Cállate ya.

El avión se empezó a mover y giré mi cabeza al lado contrario de la ventana, pues yo estaba junto a esta.

Me arremangue las mangas de mi camisa y me aferré de nuevo.

Sentí como el avión se despegaba del suelo y solté un grito ahogado.

—No era coña — entreabrí mis ojos y pude ver su cara — en verdad te da miedo.

—¿Eres Sherlock o como lo descubriste?

—Solo espero que no haya turbulencias ni nada por el estilo ¿te imaginas que se cae el avión? — se burló de nuevo.

—Cállate el hocico — le dije y me voltee hacia la ventana nuevamente para no verle la cara.

La duración del vuelo era como de tres horas, íbamos a la mitad del camino y apenas estaba amaneciendo.

Yo me dormía de vez en cuando, hasta que me dieron ganas de ir al baño.

Jack se había cambiado de lugar, adelante de donde yo estaba habían otros dos asientos que nos estaban dando la cara, por lo que mi compañero me daba el frente.
A mi lado estaban los dos sacos de nosotros, pero no le tome mucha importancia.

The mission || Jack ConwayWhere stories live. Discover now