Victoria Masías es una mujer que trabaja para el CNI con un muy buen puesto como espía para infiltraciones. Lo único malo que ve en esto es que cada día tiene que ver a Jack Conway, el hombre que la saca de sus casillas.
Por decisiones y casualidade...
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Jack Conway
—Venga, vamos por un trago — me dijo Jacob, tomándome de los hombros.
Afuera, en el área de la piscina, había una barra sin bancos en donde repartían las bebidas.
¿Cuantos habrá gastado en algo tan innecesario como esto?
—¿Os está yendo bien?
Fruncí el ceño con la pregunta.
—Sí, más que perfecto — le respondí extrañado.
—¡Me alegro! Sabes, vosotros me habéis caído bien desde que os vi — me dio una sonrisa divertida. Ambos estábamos parados junto a la barra, ahora dándole la espalda y recargando nuestra espalda en ella, me dio un ligero empujón — ¡anímate, tío! Piensa en este ratito como descanso de tu trabajo.
Me tensé un poco más. No estaba descansando si Victoria no estaba a mi lado. No podía cuidarla y eso me estaba frustrando.
—Eso haré.
—¡Hey, Armando! — gritó e hizo un par de señas. Después se alejó un poco y puso su mano en mi hombro — te dejo solo, nos vemos en un rato.
Y se fue con su amigo.
Le di un trago a mi bebida. No tenía nada que hacer más que observar a la gente. La mayoría estaba charlando muy tranquilos. Las mujeres tenían su bonito juego de joyas y los hombres estaban en sus pulcros trajes.
Me acomode la corbata y sentí a alguien a mi lado.
—Eres amigo de Jacob ¿verdad? — me habló un hombre, al mismo tiempo que pedía una bebida.
Me giré levemente hacia él para verlo. Era más bajo que yo, era rubio y de ojos azules. Vestía un esmoquin y en su cara tenía plasmada una sonrisa burlona.
—Mi jefa es amiga de él — le respondí.
—Ya bueno — tomó el vaso y le dio un trago, después me ofreció su mano en forma de saludo — me llamo Gustabo, con b.
—¿Con b? — le pregunté divertido y le acepté el saludo.
—De bombón — me respondió. Después de zafar nuestro agarre, me señaló y movió su mano con gracia — este es el momento en donde me dices tu nombre.
—Jack.
—Un gusto, Jack — me dijo, haciendo su voz más grave y moviéndose de manera exagerada. Después volvió a su postura normal y me codeo — te vi con tu jefa hace rato, muy guapa, por cierto.
—Lo es.
Vi que Victoria se acercaba. Se veía alegre. Sus mejillas estaban levemente sonrojadas y ese vestido azul le quedaba de maravilla, como todo lo que usaba.
