Victoria Masías es una mujer que trabaja para el CNI con un muy buen puesto como espía para infiltraciones. Lo único malo que ve en esto es que cada día tiene que ver a Jack Conway, el hombre que la saca de sus casillas.
Por decisiones y casualidade...
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Victoria Masías
—Muy rica la comida — dije limpiándome la boca con delicadeza.
—Concéntrate mejor, dime cuantas salidas hay.
—Cuatro — respondió Jack, dándole un trago a su bebida — custodiadas por dos hombres cada una.
Ya no había mucha gente en la mesa. Algunas estaban hablando entre ellas, esparciéndose por toda la enorme habitación.
—Entraran mis hombres en cinco, quiero que estéis atentos.
—¿Qué te parece sí... — empezó Jack, hablándome al oído y colocando su mano en mi muslo — nos vamos después de esto?
—¿A donde iríamos?
—Alguna playa en México.
Me giré para verlo a la cara.
—¿Estás jugando o...?
—Quiero irme contigo, podríamos pedirle vacaciones a Michelle.
Sonreí con ternura y asentí un par de veces.
—Suena bonito.
Unos disparos nos interrumpieron, provenían de la parte de afuera de la habitación, detrás de nosotros, por dónde nos habían pasado para entrar a este comedor.
Jack y yo nos paramos con rapidez. Vimos a la gente correr como cucarachas y alcanzábamos a escuchar algunos gritos de desesperación. Saqué el arma que estaba en mi muslo derecho y señalé las dos puertas enfrente mío.
—Los agentes deben de venir por todas las puertas. Iré a dirigirlos.
—La gente está saliendo — dijo Jack, recargando su pistola — yo iré por las otras dos.
Lo tome del cuello y le di un beso largo.
—Nos vemos en un rato.
Empecé a caminar con rapidez. La gente salía corriendo asustada y noté que Jacob no sabía que hacer y le daba órdenes inútiles a sus guardias.
—¿Dónde estáis?
—Victoria y yo nos hemos separado, estamos acorralando a la gente — habló Jack.
