Jasabeth

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Jason Grace despertó, era un día de lo más lindo, la perezosa y dorada luz del sol se colaba por su ventana, iluminando su rostro con su calidez. Tiró de las perillas y salió a su balcón, respiró el fresco aroma de la mañana, del rocío y del césped recien cortado. Vio a lo lejos caminar a una persona, de las decenas que encontraban caminando en aquella calle, sólo logra ver a una, y es todo lo que le importa -Oh, ahí vas tú de nuevo, cada mañana es lo mismo.Tu caminas por mi casa, admirando la arquitectura, quiero decir en voz alta tu nombre- Annabeth Chase. -Dioses, eres tan condenadamente hermosa, tan imperfectamente perfecta- Adora verla avansar, recorer toda Nueva Roma. Al verlo en su balcón, ella simplemente mueve la mano y sonríe en un pobre saludo. Pero ese simple gesto es más que suficiente para Jason, ese pequeño atisbo de brillo iluminó casi por completo su día. Él sentía su corazón descender al dejar de verla, como el constante repiqueteo de que algo andaba mal: Jason no sabía que Annabeth lo amaba. Ojalá ambos hubieran sido conscientes de el pequeño pero importante secreto del otro... pero el hubiera no existe.

-No hagas contacto visual. No hagas contacto visual- se dijo Annabeth al pasar por el hogar de Jason. Sin embargo, al igual que cada mañana de cada día de cada semana de cada año que pasaba por ahí y se decía lo mismo, no pudo evitar mirarlo directamente a los ojos para sonreír después al suelo, tratando de que el hijo de Júpiter no viera sus rojas mejillas. En un instante, su sonrisa real desapareció. -Él no te quiere, dudo que le importes- dijo la parte traicioneramente sincera de su cerebro. -Me tienes pensando en lo que podría porque... No puedo conseguir que de mi boca salgan las palabras que quiero decirte- Pensó ella. -Sólo debería de existir el amor mutuo, el mundo se ahorraría un montón de problemas- continuó, sin saber que lo que sentía era realmente mutuo. Era una lástima que para Annabeth, el que ella no supiera de algo, en su mundo no existía, si tan sólo hubiera estado atenta a las pequeñas señales...

-Quiero decirle lo hermosa que es desde donde estoy parado- Se dijo Jason. El jóven deseó tener el suficiente corage como para saltar del balcón, lucirse como un completo idiota, romperse la mano, que ella riera a mares para después ayudarlo, y decirle que era tierno, él le diría que ama su risa y a ella se le colorarían las mejillas. -Como cada meñana- pensó. -Como cada mañana- Luego Jason, completamente humillado, le pediría una cita, y ella tal vez, y solo tal vez, le diría que sí, en cuyo caso, sería aquella noche, con la mano vendada, y con los torpes movimientos que esta dejaba, besaría a la chica de la cual él se había enamorado tiempo atrás, y vivirían felices. -¿Puede ser esto real? ¿O es que soy sólo yo en mi imaginación?- Se preguntó Jason.

Annabeth odiaba fantasear, pero no podía sino hacer eso al recordar la perfecta y blanca sonrisa del romano -Caminamos, nos reímos, pasamos el tiempo caminando a lado del otro. Nuestras manos están entrelazadas con suavidad, una sensación que no puedo describir. Y todo este tiempo que pasamos pienso que no nos pertenece. Porque no somos reales- Ella era consciente de que imaginar una vida a lado del hijo del rayo era completamente inútil, no se ayudaba a ella misma, el tiempo corría, y su vida con él, no era sano vivir entristecida por no ser capaz de gritar a los cuatro vientos: -¡Te amo Jason Grace!- ¿Por qué algo tan condenadamente hermoso tenía que ser tan condenadamente imposible?

-Mantengo la esperanza, tú tal vez ya lo sabes y es verdad. No puedo conseguir que de mi boca salgan las palabras que quiero decirte. Te amaré por siempre, y mis últimos momentos serán contigo, y tú me amarás también, si es que no lo haces ya. ¿O seré sólo yo y mi imaginación?- Y de tanto pensar y pensar, el día pasó de un momento a otro, Annabeth oculta debajo del balcón de Jason, quien aún seguía con los brazos posados en el barandal. La chica sonrió al pensar en la obra de Sheakspare Romeo y Julieta y la icónica escena del balcón. "¡Oh Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehusa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan sólo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto" Susurró divertida.

Jason, que escuchó la suave voz de la hija de Atenea recitar un libro, no pudo impedir soltar: "¿Continuaré oyéndola, o le hablo ahora?" Preguntó, luego rió para sus adentros, pero luego se asomó algo desesperado, intentando lograr ver a la jóven.

Ella se ruborizó, pero supo que nada en este mundo podría evitar que ella viera a Jason, entonces salió de su escondite, dio la cara, y con una sonrisa nerviosa dijo: "Hola"

"Hola" respondió él, en cambio, sonriéndo ampliamente. -Mantengo el deseo, tú no lo sabes, pero es verdad...- Pensó Jason. -Esto es típico del amor, no puedo esperar más, no voy a esperar-

"Tengo que decirte algo" dijeron al unísono.

"Tú primero" dijo Annabeth.

"¿Segura?" Jason preguntó, la otra sólo asientió. Él hubiera insistido más por mera educación, pero estaba tan desesperado por poder decirle lo que sentía que no hizo caso de ello. "Tengo que decirte lo que siento" el hijo de Júpiter tragó saliva sonoramente. "Espera, estamos algo lejos" dijo, y saltó del balcón, como en sus fantasías, sólo que no se hizo daño. Annabeth, de la impresión dio unos pasos para atrás, a él le importó, por esto, se acercó mucho a ella. "En mis sueños tú estás conmigo, somos todo lo que siempre quise que fueramos, quisiera que eso sucediera, y apartir de ahí, ¿quién sabe?" Se sentía osado. "¿O seré sólo yo y mi imaginación?"

One Shots [En edición] (Percy Jackson/Heroes Of Olympus) Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon