12

771 132 119
                                    


Nanon, 33 años.

Mantengo mis manos juntas sobre mis piernas, mientras escucho el sonido del lapicero rayando el papel que sostiene el doctor.

Pocas veces antes he estado tan nervioso.

—Entonces —dice regresando su mirada a mí—¿Cuál es la razón por la que está acá?

—Tengo muchos ataques de pánico últimamente, y me recomendaron iniciar con… esto.

—Entiendo —responde mirando sus notas de nuevo— ¿Hace cuánto empezaron?

—U-Un tiempo corto.

—¿Pasó algo que puede haberlos iniciado? —pregunta acomodando sus lentes— me ayudaría mucho saberlo.

—Sí.

—¿Quieres hablarme al respecto?

Respiro profundo tratando de tomar fuerzas para decirle, porque sé que esto es para estar mejor.

—Yo soy gay —suelto con algo de vergüenza.

—Ya veo.

Me tensa ver que está escribiendo de nuevo.

—¿Cree que estoy enfermo? —me atrevo a preguntarle.

—Lo que yo crea no es importante, pero como profesional puedo decirte que, aunque hace muy poco tiempo dejó de considerarse un trastorno en la psiquiatría, la homosexualidad  sigue siendo una enfermedad; sin embargo, hay muchos interesantes estudios nuevos que me impiden darte un diagnóstico de ese tipo.

—Aunque no lo diga, no importa, de todos modos, así me han hecho sentir desde que era un niño, como si estuviera enfermo.

—¿Y piensas que debes sanar?

—Supongo que sí, volví por eso a este lugar… para intentarlo.

—¿Vivías en la ciudad?

—Sí —afirmo asintiendo con la cabeza— llegué hace algunas semanas.

—¿Solo tú?

—Ahora sí.

—¿Significa que vivías junto a alguien en la ciudad?

—Tenía un novio, a mi perro Marlín y...

El doctor me mira a los ojos, seguramente porque me detuve de golpe, y empiezo a agitarme.

—¿Alguien más?

—Lo lamento, no puedo respirar bien —digo como disculpa agarrando el vaso de agua que me alcanza— e-estaba Matt también.

—¿Matt?

—Mi hijo —susurro mirando al piso.

—Oh, ¿y no lo trajo con usted? —me cuestiona dejando el lapicero a un lado— me gustaría hacerle preguntas a él, porque imagino lo complicado que ha sido, pasar una vida con dos papás, es confuso para los niños, y puede provocar daños permanentes.

—Matt murió.

Lo suelto tan rápido como puedo, porque otra vez me siento mareado.

—¿Esa es la razón por la que empezaron los ataques?

—No quiero hablarlo, perdón.

—Podemos darte un tiempo, pero tendrás que hacerlo en algún momento, veo que eso fue lo que desencadenó todo.

—Aún no, no estoy listo —respondo sin mirarlo— él murió por mi culpa.

Pecador | OhmnanonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora