15

825 145 168
                                    


Nanon, 35 años.

Todo en la ciudad me trae recuerdos, la mayoría son buenos, pero hay muchos malos también.

Sin embargo, estoy acá por Marlín, pensar en él es lo único que me mantiene fuerte, para enfrentar algo que no quiero.

Suspiro parándome frente a la puerta de mi departamento.

Aunque lo alquilamos al inicio, después de un tiempo el dueño decidió vender cada piso y pudimos comprarlo.

Recuerdo lo feliz que fui ese día, porque por fin podría hacerle los cambios que siempre quise.

Pero no es momento de pensar en eso, así que toco la puerta.

Son casi las 3 de la tarde según mi reloj, y estoy muy nervioso.

Por fin veré a Marlín.

—Hola —dice el chico que abre y lo miro solo un par de segundos.

Bajo la mirada porque me intimida un poco.

—Hola, soy Nanon, yo... avisé que vendría a ver a mi perro.

—Pasa —responde haciéndose a un lado.

Ahí adentro, se siente todo muy familiar.

Tanto que duele.

Está la alfombra donde solía sentarse Matt a jugar, y la mesa en la que Ohm pasaba los días escribiendo.

Justo al lado del sillón donde leía yo, con Marlín a mi lado.

Un nudo se instala inevitablemente en mi garganta.

—Marlín no se sentía bien y Ohm lo llevó al veterinario, pero seguramente no tarda en venir, puedes sentarte, ¿te ofrezco algo de tomar?

—No, gracias.

—¿Puedes recordarme tu nombre? —pregunta sonriéndome.

—Nanon.

—Nanon, soy First —dice estirando la mano hacia mí.

Me odio por ser tan observador.

Puedo ver el anillo que trae, y trato de no preguntar, pero no soy bueno controlando mi boca.

—Bonito —digo señalándolo.

—Lo sé —responde estirando los dedos— Ohm quiere casarse conmigo.

Bajo la mirada, intentando aparentar que no me afecta.

—Es bonito —repito sin mirarlo— quizás debería regresar después.

—Puedes quedarte, es decir, después de todo, es tu casa.

—Si no te incomoda...

—Claro que no, no me afecta si eso es lo que piensas, porque sé diferenciar el pasado del presente, y Ohm nunca me ha dado motivos para dudar de cuánto me ama.

Otro punzón en mi corazón va con fuerza, y asiento hacia él, con serenidad.

—La confianza es buena —digo tontamente, porque nada más pasa por mi cabeza.

—Sí.

—¿Yo podría entrar ahí mientras espero? —pregunto señalando la puerta en el fondo.

—Ohm no abre esa puerta, está asegurada.

—Solo yo puedo —digo buscando la llave entre las nuevas que tengo en mi llavero.

Nunca le di una copia.

First me mira dudoso, pero finalmente accede.

Me da espacio y se sienta tranquilamente en el sillón.

Quisiera estar igual de calmado, pero no es así.

—¿Tienes cosas importantes ahí? —me pregunta apenas logro abrir la puerta.

—Sí, hay muchas cosas acá.

—¿También de Matt?

Mi mano tiembla ligeramente al escucharlo, y giro hacia él, tratando de mantener mis emociones en orden.

—No hablo de Matt.

—Eso es lo que Ohm dice siempre, y puedo notar que aún le duele, supongo que empeoró todo, porque lo dejaste solo cuando murió.

Solo lo miro en silencio, aunque tengo muchas cosas que decir.

Yo he pasado suficiente tiempo juzgándome, pero que alguien como él se atreva a decírmelo, me molesta.

—Sé cómo piensas, Nanon, porque he leído algunas cartas que enviaste, así que no tengo un buen concepto de ti, no puede haber nada bueno en alguien como tú, que abandonaste a la persona que decías amar, cuando más te necesitaba.

—¿Por qué estás hablándome así? —pregunto apoyándome en la pared.

—Tal vez porque no me agradas, y no entiendo qué haces acá, yo no tendría el cinismo de regresar.

—Tú no me conoces.

—Te conozco lo suficiente, porque Ohm es mi novio, y estuve meses apoyándolo cuando estaba destruido, ¿quién te crees  para venir ahora, después de hacerle tanto daño?

—Mataron a mi hijo, ¿crees que me fui muy feliz?

—Tú no me importas, Nanon.

—Odio a la gente como tú —susurro mirando a la alfombra.

—¿Cómo yo?

—Tú estás meses acá, y supongo que lo haces feliz, incluso te lo agradezco porque seguramente eres justo lo que él necesitaba.

—Lo soy.

—Pero yo estuve a su lado durante 15 años —digo mirando sus ojos— estuve incluso antes de llegar a este lugar, cuando ni siquiera teníamos qué comer, así que no hables de lo que tuvimos como si tuvieras idea de cómo fue, no conoces mis sentimientos, ni todo lo que yo hice por Ohm, no sabes cuánto lo amé, y nunca podrás medir el dolor que sentí cuando decidí irme.

—Nunca lo amaste lo suficiente.

—Eso no es verdad, y tendrías que vivir lo mismo que yo para que puedas juzgar mis decisiones, porque pasé toda una vida de mierda al borde de quebrarme, y finalmente pasó cuando vi a mi bebé muriendo —digo limpiando mis lágrimas— espero que lo ames mejor que yo, pero nunca podrás amarlo más, y tienes razón, quizás mis acciones no fueron las adecuadas muchas veces, pero jamás quise hacerle daño a Ohm, porque es el amor de mi vida y eso no va a cambiar nunca.

Pecador | OhmnanonWhere stories live. Discover now