32

849 136 79
                                    


Nanon, 60 años.

Estar en un país diferente, ahora con un anillo en el dedo, me hace plantearme la vida de otra manera.

Es interesante saber que muchas de las dudas que tuve años atrás, ahora suenan incluso tontas para mí.

—¿Puedes relajarte, Non?

Giro hacia la derecha, apoyándome en el respaldar de la banca.

—No me siento capaz de relajarme jamás.

—Lo sé mejor que nadie.

Ohm juega con sus dedos sobre una de mis piernas, y suspira mirando la nieve cayendo sobre mi rostro.

—Deberíamos volver, hace frío —dice limpiando mi mejilla con su pulgar— te estás congelando y no eres capaz de abrigarte.

La bufanda que me ha puesto en el cuello, ya no es suficiente, así que se quita la chaqueta para ponerla sobre mí.

—La mano, Non.

Suspiro estirándola hacia él para que la tome, y se levanta entrelazando nuestros dedos.

Da los pasos lentamente sobre la nieve, así que intento seguirle el paso.

—¿Quieres pasar otra noche jugando cartas? —pregunta volteando hacia mí con una sonrisa.

—Sí —respondo sonriéndole también.

—No estamos siguiendo los planes que hicimos para las vacaciones, ¿deberíamos dejar de ser tan flojos?

—Oye, otra noche jugando cartas con el amor de mi vida suena al mejor plan que podemos tener, seguramente quieres seguir el itinerario porque estás cansado de que siempre te gane.

Él ríe regresando su mirada hacia el frente.

—Es porque te dejo ganar, Non, pero te burlas mucho de mí, así que hoy no será así, ¿vamos primero a cenar?

—¿Puedo escoger?

—Claro que no —responde volviendo a girar— me toca escoger a mí.

Es básicamente lo mismo.

Ohm siempre escoge lo que cree que quiero comer, y me conoce lo suficiente como para nunca equivocarse con eso.

Pecador | OhmnanonWhere stories live. Discover now