Olimpo

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Pov Percy

Aparecimos en las puertas del edificio, entramos al vestíbulo y me acerqué al guardia del mostrador

Percy: Disculpe -con el tono más cordial posible -quiero una audiencia con lord Zeus

Guardia: ¿Con quién?

Percy: Como le dije, déjese de juegos, se perfectamente que usted sabe a que me refiero

Guardia: Sin cita no hay audiencia mocoso, el señor Zeus no ve a nadie que no se haya anunciado

Percy: Oh pero si tenemos cita, de hecho estamos en una misión para él -El guardia me miró extraño, abrí mi mochila (funda) y le mostré el rayo maestro, el guardia palideció

Guardia: Esa cosa es....

Percy: Así es, como verás es urgente, así que, a menos que quieras una guerra.....

Guardia: ¡No! -brincó de su asiento, buscó presuroso un pase detrás del mostrador y me dio la tarjeta -insértala en la ranura de seguridad, asegúrate de que no haya nadie más contigo en el
ascensor

Nos metimos al ascensor, en cuanto se cerraron las puertas del ascensor, metí la tarjeta en la ranura, en la consola se iluminó un botón rojo que ponía "600", lo apreté y esperé, se oía la típica música ambiental de elevador y al final "ding", las puertas se abrieron, salimos y mis compañeros jadearon de asombro. Estábamos de pie sobre una pequeña pasarela de piedra en medio del vacío, desde lo alto de las nubes se alzaba el pico truncado de una montaña, con la cumbre cubierta de nieve, colgados de una ladera de la montaña había docenas de palacios en varios niveles, una ciudad de mansiones: todas con pórticos de columnas, terrazas doradas y braseros de bronce en los que ardían mil fuegos; los caminos subían enroscándose hasta el pico, donde el palacio más grande de todos refulgía recortado contra la nieve, en los precarios jardines colgantes florecían olivos y rosales, vislumbré un mercadillo al aire libre lleno de tenderetes de clores, un anfiteatro de piedra en una ladera de la montaña, un hipódromo y un coliseo en la otra, era una antigua ciudad griega, pero no estaba en ruinas, era nueva, limpia y llena de colorido, como debía de haber sido Atenas dos mil quinientos años atrás.......pero la casa de madre era mucho mejor que esto

Percy: Bueno......avancemos

Nuestro viaje a través del Olimpo fué tranquilo, pasé al lado de unas ninfas del bosque que se reían y me tiraron olivas desde su jardín, los vendedores del mercado me ofrecieron ambrosía, un nuevo escudo y una réplica genuina del Vellocino de Oro, la verdad, lo único que llamó mi atención fueron los vendedores de armas, teniendo una habilidad divina en la herrería pude saber cuales eran de buena calidad y cuales no, me entristece ver que la mayoría no lo era, dudaba mucho que aguantaran un combate intenso, aunque para los entrenamientos, estaría bien para los novatos, las nueve musas afinaban sus instrumentos para dar un concierto en el parque mientras se congregaba una pequeña multitud; sátiros, náyades y un puñado de adolescentes guapos que deberían ser dioses y diosas menores; nadie parecía preocupado por una guerra civil inminente, todo el mundo parecía estar de fiesta, la respuesta vino inmediatamente, varios se volvieron para verme pasar y susurraron "es el" "¿enserió lo recuperó?" "¿Qué tan fuerte será?"; ese tipo de cosas, asumí que la noticia de la recuperación del rayo se esparció rápido

Percy: Déjenme la diplomacia a mí, me aseguraré que todo salga beneficioso

Subimos la calle principal, hacia el gran palacio de la cumbre, les pedí a mis compañeros que se quedaran aquí, ellos asintieron mientras ingresaba a la "sala", aquel lugar hacía que la estación Grand Central de Nueva York pareciera un armario para escobas, columnas descomunales se alzaban hasta un techo abovedado, en el que se desplazaban las constelaciones de oro, doce tronos, estaban dispuestos en forma de U invertida, como las cabañas del Campamento Mestizo, una hoguera enorme ardía en el brasero central donde pude ver a Hestia que parecía de mi edad, cuidando de la hoguera y avivando el fuego, cuando notó mi mirada y se volteó, yo le sonreí (marca prota) haciéndola sonrojar mientras me contestaba con una sonrisa cariñosa y dulce, todos los tronos estaban vacíos salvo dos: el trono principal a la derecha, y el contiguo a su izquierda, ocupados por 2 seres de gran tamaño, no hacía falta que me dijeran quiénes eran los dos dioses que estaban allí sentados, esperando que me acercara. Avancé con paso firme y seguro, de todas formas, ninguno de los dos puede vencerme a estas alturas, incluso si trabajan juntos. Zeus, el señor de los dioses, lucía un traje azul marino de raya diplomática, su trono era exageradamente majestuoso, llevaba la barba bien recortada, gris veteada de negro, como una nube de tormenta, curioso porque mi padre es el dios de las tormentas, su rostro era orgulloso, hermoso y sombrío al mismo tiempo, y tenía los ojos de una gris lluvia,  mientras me acercaba a él, el aire crepitó y despidió un olor a ozono, nada que me preocupaba, después de todo, tengo el mismo poder con el cielo.

Percy Jackson Campeón de Caos (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora