Ovejas asesinas

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La mayoría de las personas, cuando piensan en la "isla del monstruo", te imaginas un montón de rocas escarpadas y huesos esparcidos por la playa. Pero la isla del cíclope de mi hermano no tenía nada de eso, es cierto que había un puente de cuerdas sobre un abismo, lo cual no era buena señal para muchos, venía a ser lo mismo que poner una valla publicitaria que advirtiese: "algo maligno vive aquí" pero el lugar, aparte de eso, parecía una postal caribeña, prados verdes, árboles de frutas tropicales y playas de arena blanquísima, mientras navegábamos hacia la orilla Annabeth inspiró profundamente aquel aire perfumado

Annabeth: El Vellocino de Oro -Asentí, no lo veía aún, pero percibía su poder, la energía pura de la naturaleza capaz de sanar o herir, otorgar vida o quitarla

Percy: Una vez le quitemos a esta isla el vellocino de oro, es posible que pierda todo esto, una verdadera lastima la verdad -no le veía utilidad a esta isla por mientras, así que no había mucho que perder

En el prado que había al pie del barranco, se agolpaban varias docenas de ovejas, parecían pacíficas, aunque eran enormes, tan grandes como hipopótamos; más allá, un camino subía hacia las colinas, en lo alto de ese camino, cerca del borde del abismo, se levantaba el roble descomunal que había visto ensueños, había algo dorado que relucía en sus ramas

Annabeth: Demasiado fácil ¿no lo crees?

Percy: En efecto, por lo general en estos casos siempre hay un guardián oculto....

Justo en ese momento surgió entre los arbustos un ciervo, trotó por el prado, seguramente en busca de pasto, y de repente todas las ovejas se pusieron a balar y se abalanzaron sobre él, ocurrió tan deprisa que el ciervo se tambaleó y desapareció en un mar de lana y pezuñas, hubo un revuelo de hierba y mechones de pelaje marrón, unos segundos más tarde, las ovejas se dispersaron y volvieron a deambular pacíficamente, en el sitio donde había estado el ciervo sólo quedaban un montón de huesos blancos. Annabeth y yo nos miramos

Percy: Un equivalente a las pirañas, pero con lana

Annabeth: ¡Percy! -ahogó un grito y me agarró del brazo -mira -señaló hacia la playa, justo debajo del prado, se hallaba anclado el CSS Birmingham, aunque sin zombies, supongo que la ayuda de Ares terminó aquí

Annabeth propuso pasar desapercibida con su gorra de invisibilidad, y aunque eso hubiera sido efectivo conmigo ocultando su olor y presencia, quería un poco de diversión, así que le pedí que se mantuviera en el barco mientras saco a los demás, que por lo que había visto con mi poder de profecía estaban en la cueva del cíclope

Fuimos a amarrar el Vengador de la Reina Ana a la parte de atrás de la isla, donde los acantilados se alzaban en vertical a unos sesenta metros de altura, allí sería menos probable que el barco fuera visto. Los acantilados eras escalables, difícil de escalar, mas no para mí, agarré a Annabeth estilo nupcial y usando supervelocidad (a lo flash) corrí sobre el acantilado hasta la cúspide en menos de 10 segundos "¡Grrrr" bramó una voz

Silenciosamente avanzamos, la cresta sobre la que nos hallábamos era más estrecha de lo que me había parecido. Por el otro lado terminaba bruscamente, y era de allí de donde venía aquella voz, la cual identifiqué como la de Polifemo

Polifemo: ¡Eres peleona!

Clarisse: Atrévete a desafiarme! -era la voz de Clarisse, sin la menor duda -¡devuélveme mi espada y lucharé contigo! -el monstruo se echó a reír con gran estruendo, Annabeth y yo avanzamos hasta el borde, estábamos encima mismo de la entrada de la cueva, Polifemo y Grover, que aún iba con su vestido de novia, se hallaban justo a nuestros pies, Clarisse estaba atada y colgada boca abajo sobre una olla de agua hirviendo, no ví a Tyson por ningún lado por lo que supuse que estaba en el barco, para confirmarlo expandí mis sentidos hasta hallar su firma de energía, efectivamente ahí estaba, sano y a salvo

Percy Jackson Campeón de Caos (Reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora