Capítulo 18 [Editado]

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No puedo creer lo que veo.

Al final, mamá siempre tuvo la razón. No está desquiciada; mi padre sigue siendo un infiel. No es que sea la primera vez; pero nunca había estado tan cerca de la evidencia. Y jamás creí que fuese tan descarado al mostrarse con sus amantes en público.

Quiero decir... ¿eso como nos deja a mi madre y a mí? Esta ciudad es un pañuelo.

Siento las ganas de llorar acumulándose en mi garganta, y supongo que papá presiente mi mirada porque voltea, palideciendo en el instante en el que se da cuenta de mi presencia. Hacemos contacto visual.

—Ellie... —musita, pero me voy corriendo antes de que pueda decirme algo más.

Me monto en un taxi con los ojos nublados, obligándome, por más ganas que tenga, a no llorar. Ya he llorado en un taxi, y esta vez me rehuso.

—¿A dónde se dirige, señorita?

Cuando el hombre me pregunta, me doy cuenta de lo sola que estoy. No puedo ni pensar en la posibilidad de contárselo a mi mamá, ni a Ashley, porque además de estar de viaje, estoy segura que se lo contará a su mamá, ni a Freddie, ni a más nadie.

No tengo más personas de confianza; ¿con quién me desahogo? ¿A quién le puedo contar esto que tengo atorado?.

Sin pensarlo demasiado, aunque sé que no es una idea muy buena, digo la dirección de Andrew.

No puedo llegar a casa en este estado.

Él abre los ojos de par en par cuando me abre la puerta de después de tocar el timbre, pues siempre que vengo técnicamente es porque me obliga.

Pero esta vez es diferente; antes de que diga algo lo abrazo, escondiendo la cara en su pecho.

—Eleanor... ¿qué sucede? —pone sus dedos bajo mi mentón, haciendo que lo mire.

Seco mis lágrimas, o hago el intento antes de que broten unas nuevas.

—Me pasó algo horrible —le cuento—. ¿Podemos ir a tu cuarto?

—Sí, por supuesto —subimos las escaleras y una vez que estamos ahí, reanuda la pregunta— ¿Qué paso, princesa? ¿Te hicieron algo?

Suelto las bolsas de mis compras.

—No. O sí... no lo sé, Andrew. ¡Vi a mi padre con una mujer que no es mi madre en el centro comercial! —exclamo.

—Oh...

—No sé que voy a hacer; no quiero que nuestra familia se destruya por completo.

—Te entiendo, Eleanor, pero no te pongas así. Ese asunto es entre tus padres y no te debes involucrar.

—Pero siento que traiciono a mi madre, como hija y como mujer...

—No te involucres —repite—. Tu padre está siendo infiel a tu madre, no a ti.

—¡Lo dices porque eres hombre! Es una manera muy cruel de hacerse la vista gorda.

—No. Lo cruel sería contar lo que viste.

—¿Y por qué suenas tan seguro?

Inhala antes de soltar.

—Me ha pasodoble lo mismo.

—¿Viste a tu padre con otra? —asiente— ¿Y qué hiciste?

—Se lo conté a mamá. Estuvo sin hablarle a papá por dos semanas, y eso fue todo.

—¿Se divorciaron?

—No. Eventualmente volvieron a la normalidad, con la gran diferencia de que la autoestima de ella quedó destruida. Juré nunca más volver a explotar la burbuja donde vive, por más que me doliese.

La Mala del Cuento [Editada]Where stories live. Discover now