Capítulo 19 [Editado]

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Soy capaz de sentir la mirada de Andrew clavada en mi espalda; sus ojos fijos lanzando púas mientras hago todo mi esfuerzo para concentrarme en la clase que está impartiendo la profesora.

Mensajes, llamadas, siempre viéndome de lejos aunque sin acercarse, como un jodido acosador...

Ya me cansé de bloquearlo, de alguna forma siempre consigue volver a contactarme por teléfono.

Dios mío, ¿cuando se cansará?

Espero que sea pronto.

Miro a Fred, que está sentado justo a mi lado. Le muestro mi cuaderno.

—Amor, ¿puedes explicarme esto? —me refiero al ejercicio de matemáticas que también está en la pizarra— No entiendo muy bien esta parte...

Él sonríe.

—Claro.

Sí, espero que Andrew deje de molestar muy pronto, porque justo ahora mi relación con Freddie está demasiado bien.

Después de "chantajear" a mi padre con respecto a su amorío para que convenciera a mamá de dejarme pasar las fiestas navideñas con los Roberts afuera de la ciudad, esos días fueron como una completa desintoxicación de todos nuestros problemas.

Todo ha vuelto a ser tan perfecto como era antes. Solo está Andrew, que me hace sentir como si hubiese matado y enterrado a alguien, y ahora vivo con el miedo permanente de que descubran el cadaver.

Él no tiene evidencias de nada de lo que sucedió entre nosotros, pero igual no logro estar en paz. El único par de semanas que llevamos de clase después de Año Nuevo, ha estado como una mosca fastidiosa sobre un plato de comida.

—¿Qué me ves, estúpido? —le pregunta Ashley cuando estamos en la fila de la cafetería, durante el almuerzo.

Cree que la está mirando a ella, pero en realidad me mira a mí, que estoy a su lado.

—¿Te gusto, o qué?

Me pongo pálida. No sé en donde meter la cara. Solo me queda rezar para que no empiecen a pelear, ni a lanzar indirectas que me puedan perjudicar.

Andrew sonríe de lado y bufa.

—Sí, lo que digas. Sobre todo me gusta tu bella dentadura de bulímica... —suelta marchándose, dejándola con la palabra en la boca.

El rostro de mi mejor amiga se pone rojo como un tomate. Y no es para menos, eso fue cruel.

—¡¿Por qué te vas?! —le grita— ¡Ven y repítemelo en la cara, cobarde!

Hace ademán de ir tras él, pero la detengo agarrándola por el codo. Lo que menos quiero es que lo haga enfadar de verdad.

—Ya lo conoces, no le hagas caso.

—¡Pero...!

—No te rebajes a su nivel; los chicos así solo quieren atención —insisto.

Ella, sin muchas ganas, asiente apretando los labios. Llenamos nuestras bandejas y vamos hasta la mesa donde se encuentra Fred con un par de chicos.

—¿Sobre qué hablan?

—Nada... los chicos dicen que habrá fiesta esta noche —me responde Freddie.

Él no es gran fanático de las fiestas, al contrario de sus amigos y hermana. Yo tampoco, de hecho, pero son divertidas y muy buenas para socializar; aparte, no seré la aguafiestas del grupo. Ya tenemos suficiente con él.

—¿Dónde? —pregunta esta vez Ashley.

—En la casa de Noel Sharma.

—Oh... —sonríe— las fiestas de Noel son épicas.

La Mala del Cuento [Editada]Where stories live. Discover now