Capítulo 31 [Editado]

4.9K 260 19
                                    

No sé cuánto tiempo ha pasado, ni donde estoy en este momento. Un fuerte dolor punza en la parte trasera de mi cabeza, como si la tuviera recostada sobre un ladrillo en vez de una almohada. Intento mover mis extremidades, sin obtener respuesta alguna.

Mis párpados consiguen abrirse lentamente bajo la luz cegadora de una lámpara. De inmediato reconozco el lugar, un hospital.

—¡Cariño, está despierta! —mi madre se acerca mirándome desde arriba acostada en la camilla.

Se ve horrible. Ojos hinchados, postura encorvada y con su normalmente perfecta melena cobre despeinada

—Iré a buscar al doctor. Quédate con ella.

Sus tacones hacen ruido cuando sale de la habitación. Noto entonces a mi padre. Su apariencia no es muy diferente a la de mamá. Él me ve de una forma que no sé si describir como decepción o lástima, o quizás ambas. No dice nada; me pregunto si se habrá enterado de todo.

—Está despierta y consciente. Todo parece estar en orden; no se puede mover ni hablar debido a algunos de los medicamentos que le aplicamos. Dentro de unos minutos, o quizás horas, los efectos terminarán de pasar.

Mi madre asiente, muy atenta a las frías palabras del doctor mientras que papá parece en las nubes. El hombre sale y mamá arrastra una silla cerca de la camilla para sentarse sosteniendo mi mano. Pasan así varios minutos hasta que siento el adormecimiento en mi rostro desvanecerse.

—M-mamá, ¿papá lo sabe todo? —pregunto aprovechando que el mencionado ha salido a buscar café. Pronuncio con dificultad por culpa de un terrible ardor en mi garganta.

—Después hablamos de eso, cariño...

—Necesito saber, ¿su corazón está bien?

—Tu padre está perfectamente, mi amor, no te preocupes —me dice.

Asiento apretando su mano, aprovechando unos de los pocos momentos de cercanía con mamá.

—Ashley me hizo daño, ¿verdad? —pregunto de nuevo —Ella me hizo esto.

Eso es lo último que recuerdo. A Ashley mirándome con rencor antes de arrollarme con su auto voluntariamente.

—Responde, mamá.

Mamá cierra los ojos y suspira antes de contestar.

—Tú más que nadie sabes cómo es Ashley. Cuando lo supo todo se puso furiosa, y actuó mal. Está en el correccional, cuando te pongas mejor la policía vendrá para que hagas una declaración en su contra —me explica—. Debes decirles que fue un accidente, no puedes causarles más problemas a los Roberts.

Asiento. Por la forma en la que dice lo último, deduzco que los padres de Fred ya deben saber de todo también. Siento tristeza y rabia conmigo misma; ellos me trataban como de la familia, y tenían una amistad de años con mis padres.

Pongo distraídamente una mano sobre mi vientre y al instante recuerdo.

—¡¿El bebé cómo está?!

No tomo por buena señal el hecho de que mi madre no diga nada; ella solo mira al suelo.

—¡¿Por qué no dices nada?! ¡Di algo, maldita sea!

—¿Qué pasa? ¿Cuál es el escándalo? —llega papá. Al verme removiéndome sobre la camilla se sorprende —Eleanor, quédate tranquila. Debes reposar; estás delicada, no pued--

—¡¿Qué le pasó a mi bebé?! ¡¿Por qué no me dices?! —veo a mi padre, quien palidece al escucharme, y le pregunto esta vez a él —¿Al bebé le sucedió algo, papá?

La Mala del Cuento [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora