Capítulo 23 [Editado]

4.2K 259 4
                                    

Por enésima vez en los últimos cincuenta minutos observo mi reloj de pulsera. Sentada en esta reducida sala de espera lo único que me rodea son parejas de jóvenes recién casados y una que otra chica tal vez en la misma situación que yo, lo cual me hace sentir más incómoda de lo que ya me siento por el solo hecho de estar aquí.

Si no busco distraerme con algo, mis nervios me harán explotar.

Me levanto un segundo de la silla dejando mi bolso en ella para que nadie me quite el puesto, y me acerco al escritorio de la secretaria.

—Disculpe...— musito para llamar su atención —¿Podría decirme más o menos en cuanto tiempo me podrá atender la doctora? Llevo esperando como dos horas...

La mujer en cuestión, de piel oscura y cuerpo robusto, me mira de una forma hostil que me hace sentir intimidada.

—Mira a tu alrededor. Todas las demás pacientes están en la misma situación que tú, niña. Si tienes apuro puedes irte y venir en otra ocasión.

Vaya, pero qué buena atención.

Regreso a la silla con el rabo entre las piernas; por un lado me dan ganas de irme aunque por otro, sé que no puedo seguir con la intriga por más tiempo.

Afortunadamente, no mucho después, por fin entro al consultorio.

—Adelante, toma asiento— me dice la doctora cuando me ve pasar—. ¿Cuál es tu nombre?

—Eleanor Taylor— musito.

La doctora me pregunta otros datos sobre mi salud y luego los anota en la historia médica.

—Entonces, cuéntame, ¿por qué viniste?— pregunta.

—Yo...— cierro los ojos —vine para salir de una duda.

—¿Sobre el control de natalidad?

Niego con la cabeza, mirando hacia el suelo. Jamás en mi vida me he sentido más avergonzada. Jamás me imaginé que podría estar en esta situación.

—¿Entonces?

—Vine porque creo que...

—Lo que quieres saber es si estás embarazada o no— se confirma a sí misma, sin necesidad de dejarme terminar la oración.

—Sí, estoy muy preocupada —admito—. Tengo síntomas de estarlo pero... ¡estoy completamente segura de que todas las veces que he tenido relaciones el chico ha usado condón! —digo desesperada.

—Cariño, aunque es cierto que el preservativo es un método anticonceptivo muy eficaz, no es completamente infalible. Algunas veces puede llegar a suceder que se rompa o deslice durante el coito.

Trago saliva apenas termino de reconocer realmente todo el peso que esto pone sobre mis hombros.

Si estoy embarazada mi vida está arruinada. Así de sencillo. Adiós a la vida de niña mimada que he estado llevando hasta ahora, adiós a asistir a una universidad de renombre. Tendría que encargarme de una personita completamente ajena a todo esto.

Me volvería la vergüenza de mi familia, deshonraría a mi padre y convertiría a mamá en la burla de sus amigas por el hecho de tener una hija embarazada a los diecisiete años. Hasta le arruinaría la vida a Andrew.

Por dios, Andrew.

Si estoy embarazada ¿cómo se lo diré? ¿Cómo les diré a mis padres?

Si pudiese pedir un deseo ahora mismo, desearía dejar de ser yo.

—¿Te escapaste de clase para venir?

Seguro me lo pregunta porque traigo puesto mi uniforme. Y es que cuando salí de casa esta mañana dije que iría al colegio, pero en vez de eso tomé un taxi a un centro público de salud. No podia ir a una clínica privada porque papá se enteraría cuando lleguen las facturas de mi tarjeta de crédito.

—No. Pero mis padres sí creen que estoy en la escuela.

—Lo correcto es notificarle a tus representantes sobre esto, querida. Y también al padre del posible bebé.

—Lo sé, yo... lo haré en su debido momento en caso de que sí esté embarazada.

La doctora me mandó a quitarme la camisa y acostarme en la camilla. Me explicó que me realizaría un ultrasonido en donde se podría ver un embrión de tres semanas en adelante. Dijo que si no lograba ver nada y no me llegaba el período en una semana más, me recomendaba ir a su consulta más adelante.

Pero eso no sería necesario, porque en la pantalla se divisó claramente un feto de siete semanas.

Un montón de miedo y sensaciones encontradas se desataron dentro de mí. En una especie de letargo entré en el taxi de regreso hecha un mar de lágrimas y le di al taxista la dirección de mi casa, pero luego cambié de opinión y le pedí que me llevara a la escuela.

Necesito hablar con Andrew lo más pronto posible.

La Mala del Cuento [Editada]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt