Capitulo 11

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El entierro fue breve y triste. Se sintió sola y desamparada entre sus vecinos y aceptó sus condolencias con el rostro estoico. Cuando todos se fueron retirando ella tomó el brazo de Milton y no permitió que se vaya a pesar de que fue uno de los primeros en acercarse para marcharse.

— Acompáñame unos momentos. — Susurro con lágrimas en los ojos y lo suficientemente alto como para llamar la atención de casi todos los presentes y a él no le quedó otra opción que asentir y darle una palmada en la espalda.

Cuando todos se fueron ella siguió parada observando el pedazo de tierra removida dónde ahora yacian los restos de su única familia.

— ¿Tú les dijiste verdad? — Susurro apretando su brazo.

Él la miró confundido y ella clavó sus ojos furiosos en el hombre que alguna vez se había convencido de que amaba. El carraspeo y negó.

— ¿De qué hablas?

— Tu informaste que Christopher estaba en mí casa.

— No sé de qué estás…

— Cállate. — Ella le dijo quitándole la mano del brazo. — Ellos lo asesinaron por tu culpa. — Reclamo con el nudo en la garganta.

— Por supuesto que no. Ellos estaban buscando a ese ladrón, que desde el principio le dije a tu padre que no debía acobijar. Ellos fueron quienes lo mataron y también Christopher.

— Pero tú no estás limpio en esto. Ellos dieron el golpe. — Dijo señalandolo. — Pero tú tienes las manos igual de sucias que ellos. Un día la vida te va a cobrar y ese día vas a entender el gusano que eres y entonces  sentirás vergüenza de ver tu rostro. — Dijo con asco y odio.

— ¿Lo dices por experiencia? — Le pregunto despectivo.

— Yo no tengo sangre en mis manos Milton, tu si. Yo puedo mirarme al espejo y lo máximo que veré es unos kilos de más, pero tu… no vales ni dos centavos.

Ella no dejó que le contestara y se fue dejándolo furioso.

Raven suspiro y se puso el morral encima de su hombro, sabía que no tenía otra opción, ya no había nada que la ate a ese lugar maldito

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Raven suspiro y se puso el morral encima de su hombro, sabía que no tenía otra opción, ya no había nada que la ate a ese lugar maldito. detestaba incluso el olor de esa casa que tantos recuerdos tenía. La habían lastimado, habían violado su privacidad, la seguridad y se habían llevado la vida de su padre en el camino. ya no había nada más que dolor en esas paredes. sabía que Christopher se sentía culpable por lo que había pasado, después de todo lo buscaban a él, pero ella sabía que quien lo había entregado había sido Milton. Aún no se podía creer que ella había estado enamorada de un hombre tan imbécil y tan poco hombre.
No tenía sentido quedarse en ese lugar, no tenía forma de salir adelante sola. Era imposible sin ayuda y sabía que tampoco quería hacerlo, odiaba ese lugar.
Al menos con Christopher tendría una oportunidad de vivir. Él había sido sincero con ella cuando le dijo que irían a varios lugares sin quedarse mucho tiempo en alguno.
  Incluso eso era mejor que quedarse estancada en ese pueblo donde siempre la verían como la hija del panadero asesinado, la pobre gordita.

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