4. ¿Sorprendida, guerrera?

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Luego de un momento de júbilo para cualquier grupo, se queda como resultado, un sentimiento de inquietud y a esto se le puede sumar, que un percance producto de la desesperación, perturbe aún más la paz de todos o de uno solo de sus integrantes, y sí, eso puede pasar...y me está pasando.

Nunca pensé que ser cargada al estilo princesa fuera tan incómodo, sin embargo, ahora que lo estoy experimentando es vergonzoso y me hace cuestionar por qué dejé que Zack siguiera con su plan de llevarme a su casa.

Tal vez esto sería menos vergonzoso si Zack hubiera tenido su Land Rover de último modelo cerca, pero no, también fue víctima de la persona, o grupo de personas que pensaron que hacerles agujeros a las llantas de todo vehículo o bicicleta del estacionamiento del instituto era divertido.

— Llegamos. — Zack dice.

Miro hacia todos lados y luego a la casa que está enfrente de nosotros.

Es una mansión.

— ¿Vives aquí? — Pregunto.

— Sí, ¿pensabas que vivía debajo de un puente? — Dice con tono burlón.

Claro que no.

— Puede ser.

— ¿Por qué?

No lo pensaba, pero no imaginé que viviera en una mansión, es todo.

No le contesto nada.

Zack se aproxima a la puerta y toca el timbre una sola vez.

— Dios que vergüenza. — Murmuro e intento acomodar mi cabello, pero solo logro que se pegue más a mi rostro.

Una mujer de aproximadamente unos cuarenta y tantos años abre la puerta.

— Hijo pensé que nunca llegarías...— Se detiene a si misma cuando nos ve.

— Buenas tardes señora. — Intento sonar cordial, pero que Zack me esté cargando no ayuda.

La señora me mira detalladamente y luego a Zack como si quisiera encontrar la respuesta a por qué su hijo está cargando a una chica que claramente se ve fatal.

— Mamá ella es Olivia...está herida. — Zack dice apresuradamente y la señora parpadea varias veces.

— ¿Es esa Olivia? — Ella le pregunta a Zack casi en un murmuro.

¿Qué?

— Mamá no es momento. — Él masculla.

— Mejor pasen...no se pueden quedar bajo la lluvia.

Zack pasa por un lado de su madre y luego me deja en un sofá que vale más que mis órganos.

— ¿Mamá podrías...curarla? — Zack se dirige a su madre y ella asiente, luego de eso, él me dice: — Quédate aquí, ya vengo.

— Está bien...no es como si pudiera moverme mucho. — Bromeo.

Él sube las escaleras rápidamente y me deja sola.

Volteo a ver a la madre de Zack que se va para donde creo que es la cocina y vuelve con un botiquín.

— Eres la primera chica que Zack trae a casa...por lo menos la única que ha entrado por la puerta principal. — Murmura mientras se agacha a la altura de mi pierna.

No me había fijado en que me está sangrando más la pierna.

— ¿Cómo te lastimaste? — La señora pregunta mientras limpia la herida con una delicadeza casi maternal.

— Estaba corriendo bajo la lluvia porque alguien me perseguía y tropecé con una rama de un árbol, pero luego de eso Zack me encontró y me ayudó. — Bajo la mirada.

El club de los cupidos negros [✓] - Las flechas de Cupido #1Onde histórias criam vida. Descubra agora