158. SONIDO [Ezequiel/Felipe]

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He estado escuchando "The boy is mine" de Brandy & Mónica y me llegó esto.

Ezequiel presionó envíar. Estaba en una guerra de stickers con Felipe, pero él había dejado de contestar cinco minutos atrás. Ezequiel envió otro sticker de un gato llorando, pero las palomitas ni siquiera se tornaron azules.

"Tan ocupado cómo para responderme :'c??? Sos la peor novia…"

Ezequiel suspiró. Era una broma que era viejisima. Habían sido amigos desde los seis, inseparables, y por eso los demás chicos del equipo bromeaban con la idea de que su amistad era más que eso. En ese entonces, a ambos les molestaba, pero luego se volvió costumbre. Las situaciones cambiaban, y Ezequiel deseaba poder presentar a Felipe como su novio, sin embargo, no se atrevía a cruzar la línea a pesar de lo que había ocurrido años atrás. Su hermana, Ludmila, estaba viendo una película estúpida, según su opinión. Ezequiel le cambió, solo para obtener una reacción de su hermana y olvidar a Felipe por unos segundos. Ludmila ni se inmutó. Estaba inmersa en su teléfono, riendo. Ezequiel rodó los ojos. No era divertido si Ludmila no ponía de su parte. Ella dejó el móvil sobre la mesa de centro y se levantó. Ezequiel fue ignorado. Se asomó a la pantalla al escuchar el tono de la notificación. Le encantaba enviar mensajes groseros a las amigas de Ludmila, o mensajes sin sentido. Se iba a ganar una reprimenda por parte de sus padres por invadir la privacidad de su hermana, pero valdría la pena.

Unió las cejas cuando vio el nombre del chat y la foto de perfil. Era Felipe. Su corazón comenzó a latir deprisa y un horrible sentimiento se asentó en la base de su estómago. ¿Por qué Felipe y su hermana estaban teniendo una conversación? Nunca los había visto interactuar más allá de Ludmila contándole anécdotas embarazosas a Felipe cuando él se quedaba a dormir. Además, ¿de dónde había sacado Ludmila el número de Felipe? Ezequiel apretó el puño. Así que Felipe no le estaba respondiendo por hablar con su hermana. Los celos se apoderaron de él, que ni siquiera vio de qué estaban hablando.

Ludmila regresó justo después de que Ezequiel colocó el teléfono en su antiguo lugar. Ludmila dejó su bebida en la mesa y continuó sonriendo mientras recibía mensajes de Felipe, su Felipe.

Él no había recibido una respuesta, sus mensajes ni siquiera habían sido leídos. Ezequiel rodó los ojos. Le envió un mensaje a Felipe. El sonido de las notificaciones que recibía su hermana lo molestó todavía más. La fulminó con la mirada y ella se percató.

—¿Qué? ¿También querías jugó?— ella levantó su ceja, de manera burlona —Era lo último— ella se mofó y bebió del jugo.

Si Felipe no fuese el motivo, tal vez Ezequiel la molestaría por terminarse el jugo, cuando todavía faltaban dos días para el día de compras.

'Ah, ¿querés guerra? Muy bien', Ezequiel pensó. No iba a dejar a Felipe sin antes dar una batalla digna de Roma. No sabía que podía llegar a ser  así de posesivo, y no le importaba si estaba mal, pero como la canción decía: The boy is mine.

Continuará...

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