76. UNIVERSO + REVISTAS [Martín/Julián]

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*siempre había querido escribir algo sobre héroes. No soy fan de Marvel o DC, o superhéroes en general. Las únicas películas que me han gustado son KickAss y Joker. No ahonda mucho en el tema, pero equis. He estado muy activa, se viene un bloqueo jaja. Disculpen la falta de originalidad con los nombres, valgo verga en eso

En un mundo donde los superhéroes existían, Invencible y Nadie eran enemigos. 

Detrás de la identidad de Invencible, estaba Julián Vidal. Nació con un escudo invisible que lo protegía de cualquier peligro. En cambio, Nadie, como su nombre lo indicaba, era una hombre sin nombre,  del que nadie (excepto por Invencible) conocía absolutamente nada. Y eso se debía al poder de Nadie, siendo un manipulador, podía borrarse de cualquier mente, sin dejar un rastro. O, podía convencer a cualquiera de proclamarse Nadie. 

Julián lo había conocido por decisión propia de Nadie. "Necesitas un enemigo, y yo te haré el favor. Así que, no olvides mi rostro". La relación de un héroe y un villano nació allí, en un lugar alejado y con poca luz, pero la suficiente como para que Nadie se quedara bien grabado en su mente.

Julián nunca quiso ser un héroe, pero ese gen corría por sus venas, lo quisiera o no. No quería poner en peligro a su familia, pero tampoco podía quedarse con los brazos cruzados cuando era un comodín contra el crimen. Y en Latinoamérica, el crimen era el desayuno diario de muchas personas. Además, con su propio enemigo, el trabajo se había duplicado. 

Esa madrugada, Invencible vagaba por la ciudad, cuidando la paz. Al doblar en una esquina, Nadie estaba recargado en la pared, fumando. El hombre traía el antifaz, y el cabello peinado como todo un galante, el saco estaba medio abierto y la camisa pulcra sobresalía del pantalón arrugado.

Invencible se detuvo a pocos pasos del villano. No traía el traje. El elastano le parecía incómodo. Ninguno habló, Julián pudo escuchar todas las veces en las que Nadie expulsó el humo y cada vez que le daba una calada al cigarro. No era correcto sentirse seguro con una persona como Nadie, porque eso era lo que era, una persona más. Una mala persona. Alguien por el que no debería sentir nada, pero que sin embargo, no podía evitar verlo bajo otra luz. Al ver los ojos oscuros, Julián vio un universo que desconocía. 

¿Quién era en verdad Nadie? ¿Por qué Nadie era así? ¿Por qué Julián se sentía un idiota cuando él estaba cerca? Ah, tantas preguntas y tan pocas respuestas.

Nadie lo acorraló, usó su cuerpo como un bloque. Si Julián quería huir, dar el primer golpe, tenía la oportunidad, sin embargo, esa noche no eran aquellas identidades que aparecían en revistas y periódicos. Eran solo dos hombres, observándose. Eran un juego. Nadie era el ratón e Invencible era el gato. Pero a veces, los roles cambiaban. Como esa noche. La mirada fría lo seguía y Julián se sentía perdido. El aroma de la colonia lo dejó como un imbécil, a merced del gato. Nadie inhaló, y la sonrisa malvada hizo gala de dientes perfectos. Nadie fue cerrando la corta distancia. 

—¿Por qué no podés luchar a mi lado?— tal vez así Julián no se sentiría culpable por cada acercamiento. ¿Por qué no podés ser bueno?

Nadie soltó una carcajada. El sonido le erizó la piel, y la culpa iba caminando sobre su espalda. Julián le quitó el antifaz, para tener en frente a Martín y no a su enemigo. No eran enemigos. Julián no sabía qué eran. Un par de idiotas, quizá.

—¿Por qué no usas tú poder en mí? ¿Por qué no me derrotas y terminas este estúpido juego por fin?

El suspiro de Martín le golpeó el rostro. 

—Porque no puedes hacer lo que yo te diga, no tendría sentido mi existencia. No puedes olvidarte de mí. Tú no.

Julián agachó el rostro. La revelación lo dejó sin palabras. Pero, al final, la relación siempre iba a ser la de un héroe y la de un villano. No había excepciones.

*Gracias por leer ʕ´•ᴥ•'ʔ, me gua a dormir.

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