109. DIBUJO + TRISTEZA (Gabo/Lorenzo)

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*he estado escuchando sin parar y mientras escribía esto, 'Mi fantasía' de los tigres del norte y 'Josslyn' de Olivia O'brien. Y, me salió un Gabo un poco mucho necesitado de Lorenzo jah.

He aquí un Lorenzo creepy viendo al Gabo.

He aquí un Lorenzo creepy viendo al Gabo

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"Él prometió no hacerlo otra vez"

La voz se escuchó fuerte, y pensó que era Felipe, aunque no sonó como su amigo, y el acento no era el mismo. Gabo dejó el pan mordido sobre los demás. Su abuela lo regañaría por hacerlo, pero su mente de seis años debía pensar en una excusa antes de ser descubierto.

—¿Qué necesitas?— Gabo entró a la cocina de su casa, con las manos ocultas detrás de su espalda.

Felipe rió. Él ya conocía sus hábitos.

—¿Otra vez comiéndote el pan? Amelia no va a estar feliz.

—No he comido nada— Gabo cruzó los brazos, enfadado. 

—¿Y por qué tenés crema en la boca?— Felipe señaló la prueba de que sí, había estado comiendo pan.

Estaba atrapado. Gabo se limpió, pero Felipe tuvo que ayudarlo.

—No le digas a mi abuela.

—No hay necesidad. Ella te vio. Así que, no habrá postre para vos a la hora de la comida.

Felipe le despeinó el cabello. Él era su nana cuando su abuela no podía cuidarlo, pues Felipe era mayor que él, y trabajaba en la panadería cuando no estaba en la escuela. Era como su hermano mayor.

—Tenés que ir a la escuela y no te has preparado. Vas a llegar tarde.

Gabo se quedó pensativo. Le quería preguntar a Felipe sobre la voz que había escuchado en su cabeza, pero no supo cómo ordenar la pregunta sin darle vueltas al asunto. Su vocabulario a esa edad no era rico, y no podía explicar lo que no podía comprender. Podría hacer un dibujo. Sí, es lo que haría.

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Felipe negó. Borró su resultado y le explicó la forma correcta en la que debía de contestar. Gabo asintió. Le dolía la mano por escribir pero ya casi acababa, y cuando su tarea estuviera terminada, el balón lo esperaba en la puerta, listo para ser pateado.

"Eres un tarado. No sabes el nombre de los países. Te llamaría burro, pero hasta ellos son inteligentes"

—¡Cállate, no soy un tarado!— Gabo apretó sus puños. Era esa vos de nuevo, molestándolo.

Historias cortas y otras no tan cortasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora