VII - Amuleto (Original Luo BingHe x Shen QingQiu)

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TW: Robo de identidad. 

Había conseguido el amuleto que le permitiría conquistar otros océanos. La gema que resplandecía carmesí que encontró en los abismos ahora le pertenecía. Podía conseguirlo todo y nadie se interpondría en su camino. 

Al pasar por la brecha inter dimensional, cauteloso analizó el espacio. debía planear bien su estrategia, por lo que primero tantearía el lugar. 

Había llegado a los jardines de corales del lugar dónde solía vivir cuando era joven estudiante. No sabía detalles de ese mundo, debía ser cuidadoso. 

Sigiloso se acercó entre los corales, intentando pasar un poco inadvertido. Iba bien, hasta que a lo lejos visualizó a un tritón que solía conocer muy bien. Era Shen QingQiu, podía reconocer esa aleta verde esmeralda dónde fuera. Las escamas siempre hacían relucir el color brillante de su aleta de una manera majestuosa. Otorgando un semblante de erudito, volvió a recorrer con su mirada de sangre el cabello terso y negro flotar con gracia. Las venas de su frente se hincharon. ¡no podía creer que en este mar seguía vivo! apretó sus puños con rabia y se acercó violetamente hacia su dirección, alteando con frenesí y repulsión. 

—¡Shen QingQiu!—llamó flamante. 

Estaba listo para achocarlo con sus propias manos, la idea de estrujar su delicado y blanquecino cuello en sus manos le subió la la adrenalina y la sangre. Pero el rostro que se giró no fue la mirada fría y despiadada del maestro que conoció, no...sino más bien primero una gentil mirada llena de sorpresa y luego le sonrió con la calidez del sol. 

Se detuvo en seco a admirar tal gema. 

—Justo me pregunta dónde estabas, BingHe. —dijo mientras hacia una seña con sus manos para que acerara, BingHe sin reaccionar obedeció aun absorto en sus pensamientos.  

Shen QingQiu tenía una sonrisa traviesa, al acercarse, aún procesando la situación, en su estado congelado permitió que su maestro le tocara. sintió un escalofrió feroz a pesar de que solo fue con la punta de sus dedos. Se paseó por su cabellera con sus alegantes manos. Al final puso una flor roja como la sangre entre sus hilos de cabello rizados. —Este esposo pensó que iría bien contigo. 

Parpadeó incrédulo. ¿Esposo?

No sabía que había hecho su otro yo, pero ahora sentía el estómago revuelto, ya no quería el amuleto para dominar los mares, ahora quería apoderarse del maestro de sonrisa noble frente a él. Impetuoso, tomó con brusquedad al tritón frente a él y lo besó hambriento. Shen QingQiu, asombrado, se dejó poseer. Al terminar aquél beso, Luo BingHe no separó sus manos firmes de la cintura de Shen QingQiu, quién solo lo miraba maravillado por aquél majestuoso beso. ¡Había mejorado mucho y muy rápido! 

Sus ojos reflejaron obsesión. inseguro, preguntó: —¿Shizun?

—¿Hmn?

Luo BingHe sonrió engullendo la oscuridad de sus pensamientos. Rio suavemente. Este Shizun era muy particular, necesitaba saber todo sobre él ahora. Tenía que adueñarse de este mundo a costa de todo. —Nada, este esposo esta feliz de volver a verte. 

Ahora que tenía aquél amuleto en su merced podía poseerlo todo. Incluso a su viejo shizun. O por lo menos, al de ese universo con el que estaba dispuesto a robar. 


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