Cuarto de hotel

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Hace unos meses fui de visita a Querétaro por trabajo y tuve el placer de ver a Are de nuevo. Fue perfecto. Hace una semana me tocó ir por trabajo a CDMX, Are estaba allá por vacaciones. Y eso fue más que perfecto.

—Hola, Are, ¿cómo estás?
—bien, acá en tepo, ¿y tú?
—bien, también. Justo iré este fin de semana para allá
—¿en serio?
—sí, ¿nos vemos?
—avísame cuando llegues y te veo
—me quedaré en el hotel "Uno", llegó como a las 6am de mañana
—va, te veo ahí.

Y listo. Mi tarde transcurrió normal. Mensajeé con Are normal y tranquilamente y le avisé que ya estaba en el camión. Todo normal. En la noche me puse en mood.

—Ya voy de camino, Are... ¿qué andas haciendo?
—Hola, Gabo... nada, ¿y tú?
—nada... nomas esto... —Le mandé un mini video tocándome por encima de la ropa en el camión
—Gabo... ¿no te ven?
—nomas tú...
—como debe ser... ya te estaría masturbando ahí mismo
—lo sé... y luego te la metería a la boca...
—qué rico... llega ya...
—te veo en un ratito...
—va.

A los minutos volvió a sonar mi celular, era Are. Una foto de ella en bra. ¡Qué delicia!, quería comérmela ya. Me despedí y me dormí el resto del trayecto. Desperté con sólo un pensamiento en mente: ver a Are y hacernos de todo lo que nos gusta. Tomé un taxi al hotel, me registré y la llamé.

—Hola, Are, ya estoy en el hotel
—¡excelente! ¿salgo para allá?
—sí.. te mando el taxi
—gracias
—aquí te espero...

Pasó un rato y sonó mi celular. Bajé por Are al vestíbulo. Empezamos a platicar y la invite a subir. Entramos al elevador y no me aguanté las ganas, la besé.

—aaah... Gabo... ¿ya?
—¡ya! Me urge comerte... —nos empezamos a besar
—extrañaba tus besos, tu lengua en mi cueee... —la empecé a morder —llo... aaaasí...

La tomé de la cintura y la apreté hacia mí. Sus pechos contra mi pecho. Adoro esa sensación. Nuestras lenguas se entrelazaban y yo la tomé de su trasero. ¡Como extrañaba tocarla! Me encantan sus nalgas.

—Extrañaba tocarte... ¡muchísimo!
—yo también... y a él también... —bajo su mano y tomó mi pene —y noto que me extrañaba
—muchísimo.

El elevador paró. Nos acomodamos rápido y bajamos como si nada. Caminos hacia el cuarto, estaba cerca. Abrí. Apenas entramos me lancé de nuevo hacia ella y la empotré en la puerta para cerrarla.

—Aaah... que recuerdos, Are...
—sí... esa noche... esa noche...
—no debí dejarte ir...
—no importa, aquí estamos.

Nos empezamos a besar como sólo nosotros sabemos. Pareciera que nunca nos separamos. Me abrazó, yo la abracé. Tanta pasión en esos besos. Nos devorábamos completamente. Estábamos en sintonía total.

—No dejes de besarme, Are...
—no... no dejes de hacerlo tú... —Adoro su lengua mojando mis labios y sus dientes mordiendo mi boca. Mi boca se muere de ganas de morderlas y mis manos de desnudarla —aah... quiero...
—ven...

La tomé de la mano y fuimos a la cama. Me quité los zapatos y ella aventó los suyos. Nos volvimos a besar. Puse mis manos en su cintura y empecé a subir su blusa. En medio de besos y mordidas la quité. Ella hizo lo mismo conmigo. Me puse encima y empece recorrer su cuello a besos, bajé por su clavícula y mis labios encontraron sus senos, mi respiración agitada erizó la piel de su pecho. Los tomé entre mis manos y gimió. Empecé a besarlos. Seguí por su abdomen hasta bajar a su pantalón, lo desabotoné. La tomé de nuevo de las manos la puse frente a mí, yo me senté. Besé su espalda baja y despacito fui bajando su pantalón. Su ropa interior combinaba. Ese encaje en sus nalgas siempre me pone a cien. Se sentó en mí y terminó de quitar su pantalón. Empezó a moverse. Mi pene se pusó aún más duro y ella se movía mientras yo la tomaba de la cintura y besaba sus hombros, su espalda. Tomé sus pechos de nuevo, ella suspiro. Me encanta todo lo que hacemos, lo que somos ahí adentro.
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Y ahí estábamos. Yo encima de él quitándome el pantalón mientras me besaba la espalda y yo sentía su miembro crecer debajo de mis nalgas. Estaba tan caliente.

AcuarelaWhere stories live. Discover now