Sɪɴᴏᴘsɪs

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El rubio de ojos azules entró sin permiso a la habitación de aquel hombre ya mayor. Las velas estaban apagadas, así que supo que el mayor dormía plácidamente como la mayoría de las noches cuando ya la luna estaba radiante sobre el cielo, así que sin hacer el más mínimo ruido se acercó hasta la cama. Sigiloso, silencioso y rápido. Tal y como su lobo se caracterizaba, buscando entre la oscuridad y dando pasos de depredador hacia su presa.

Miró el cuerpo de aquel hombre tendido en la cama boca arriba, sus ojos cerrados y su respiración pesada. Estaba completamente dormido. Taehyung se posicionó a su lado, mirándolo durante largos segundos. La música de abajo llegaba muy levemente hasta la habitación, casi de manera imperceptible, como el rubio ahí de pie.

Estiró su mano hasta un cojín cercano, lo tomó entre ambas manos y medio sonrió.

-Abuelito.-Llamó con suavidad.-Es la fiesta de presentación de tu nieto, ¿No vas a bajar?

El hombre ni siquiera se movió, estaba tan dormido, su sueño era tan
pesado. Taehyung ladeó la cabeza, feliz por haberle dado aquel té para
hacerlo dormir. Relamió sus labios rosados y posó su rodilla derecha en la cama, impulsándose para quedar a horcajadas de el. Llevó una de sus manos a su cadera, sacando de entre su pantalón una cuchilla. La alzó en el aire y la clavó en su pecho con fuerza. El hombre abrió los ojos casi al instante, sus labios hicieron una mueca y un quejido abandonó su garganta.

Ubicó al rubio sobre él.

-T-Taehyung...

-Hola, abuelito.

El hombre miró la navaja en su pecho y luego volvió la mirada al niño, no
tan niño, sintiéndose decepcionado y no demasiado sorprendido.

-¿Qué hiciste?

El rubio ladeó la cabeza. Sus ojos llenos de aburrimiento y su mueca de asco fueron un trago amargo para el anciano Alfa.

-Solo lo que tengo que hacer.

Sin decir más Taehyung enterró el rostro del hombre bajo el cojín entre sus manos, empujándolo para aplastarlo con fuerza desmedida. El hombre utilizó sus manos para intentar quitarse al rubio de encima, pero no tuvo demasiado éxito, Taehyung buscaba la forma de no desistir, de continuar con lo que hacía. El cuerpo bajo el se removía, forcejeaba, su pecho derramaba sangre de forma constante, irradiaba desesperación. Taehyung frunció el ceño e hizo una mueca, sus ojos brillantes de rabia.

-Muérete, Youngjae.-Murmuró con rabia.

El hombre debajo de su cuerpo dejó de moverse de un momento a otro, sus brazos cayeron a cada lado de su cuerpo, su pecho dejó de subir y bajar. Su persona estaba inmóvil. Sin embargo Taehyung continuó empujando, asfixiándolo bajo la almohada incluso cuando ya no podía respirar, asegurándose de que no hubiera ningún truco detrás de su muerte, de que ni siquiera diera un último aliento. Finalmente lo dejó libre, mirando su rostro horrorizado y congelado en una mueca de miedo. Taehyung sonrió gustoso. Saber que había sufrido envió una sensación de satisfacción a su pecho.

-La abuela seguramente te espera en el infierno.-Le dijo.-Lamento no
haberlos matado en la misma habitación, pero te ahorraste sus gritos.-Dijo extendiendo su sonrisa.-Era muy molesta.

Sin más bajó de encima de él, arrojando el cojín al suelo y caminando de nuevo fuera de la habitación. Cerró la puerta y miró a cada lado del pasillo, caminando de vuelta al salón en donde estaban las personas, cenando y bebiendo, siendo solo personas hundidas en la ebriedad que no pensaban demasiado. Taehyung bajó las escaleras escuchando cada vez más cerca el escándalo. Entró sin demasiados rodeos en el salón, miró a todos los presentes sentados en la gran mesa, su padre encabezando la misma riendo de alguna broma que habrá hecho alguien. Taehyung caminó hasta estar a su lado, los presentes lo miraron con admiración, unos cuantos aplaudieron.

Inesperadamente su padre lo sentó sobre sus piernas, abrazándolo por la cintura y carraspeando para decir algo. No hacia eso desde hacía muchos años y Taehyung temió que si lo hacía por demasiado tiempo su propósito se derrumbaría por causa de emociones no vividas desde hacia tanto tiempo. Se obligó a mantener la cabeza fría.

-Mi hijo es un Alfa.-Dió a saber, aunque ya todos lo sabían.-A sus doce años nos ha dejado claro que se encargará del reino, será como su padre ¿No es así, hijo? Un Alfa fuerte y retorcido.

La mayoría en el salón comenzó a reír, dando incluso unos golpes a la
mesa con sus manos, como si aquello realmente fuera gracioso. Taehyung
continuó con expresión indiferente. Eso. Por eso debía mantener su propósito. Esas malditas risas que ellos se atrevían a soltar como si la maldad perseverante gracias a los Kim fuera nada más que un juego.

REIGN: Destino | Taekook | #2 Where stories live. Discover now