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—Ángela, mírame, ¿estás bien? —Daphne coge mi mano mientras con la otra sigue manejando.

—Mama. —Escucho la voz de Kael detrás de mí.

Todo lo escucho como si estuviera debajo del agua. Cierro mis ojos y la escena de Maddox golpeando a Marco se repite en mi mente.

—Conduce... Conduce, por favor. —Apenas alcanzo a decir.

Mi cuerpo se siente muy pesado y tengo mucho sueño, estoy batallando para seguir con mis ojos abiertos. Mira a un lado y veo como los edificios pasan, y es lo último que nos ojos registran.

***

Me levanto súbitamente de la cama un poco agitada, aunque los sueños se han intensificado estos últimos dias, hoy recordé un pedazo que no sabía que había presenciado. Agito mi cabeza para despejar los pensamientos, tanto ese día como hoy, mi mente no está del todo lucida, puedo haber imaginado muchas cosas.

Miro en la oscuridad y veo que no estoy en mi cama. Aprendo la lámpara y solo me tranquilizo cuando veo una foto sobre la mesa de noche: Daphne sostiene a Kael y yo estoy a su lado, la foto fue tomada hace un año.

Me levanto de la cama para buscarla a ella y a mi hijo. Camino por el pasillo cuando empiezo a escuchar que alguien está hablando, pero las personas que lo hacen están hacen un intento de mantenerse calmados y hablar bajo. Me acerco lentamente.

—Estás siendo un idiota. —Reconozco la voz de Daphne—. Marbage no es una buena opción como socia, no puedo creer que vayas a trabajar con ella.

—Muchas veces tenemos que hacer sacrificios para tener grandes beneficios. —La voz de Maddox hace que abra los ojos.

—Un empresario nunca dejará de ser un empresario. —Escucho algunos sonidos pero no los identifico—. Sabes que Ángela nunca te perdonará esto, ¿verdad?

Él no responde.

—Ahora veo que Ángela tenia razón en decir que no debió encontrarse contigo otra vez.

—Es el destino, ella y yo estamos unidos desde niños, y algo como eso no se puede evitar. Los dos vamos a terminar juntos pase lo que pase.

—Okay, ¿sabes que eso que acabas de decir suena más a un psicópata que de un hombre enamorado? —dice Daphne.

—No me importa como suene, solo estoy diciendo la verdad y mi Gorrión debería de saberlo mejor que nadie. —La voz de Maddox suena gruesa y muy determinada.

—Okayyyy, hombre-psicopata-CEO, te agradeceria que te vayas. Si Ángela se llega a despertar y tú estás aquí, no querrá verte. —Daphne camina y después oigo la puerta abrirse.

—Cuidalos. —Hay una nota de tristeza en la voz de Maddox.

—Eso he estado haciendo desde hace 8 años, no tienes que decírmelo. —Después la puerta se cierra.

—Dios mío, no sabía que me había metido en una novela. —Suspira ruidosamente—. Y ojalá, como pasa en las novelas, Maddox solo esté siendo un idiota porque ama a Án y no porque de verdad lo sea.

Después escucho que abre el grifo de la cocina.

Daphne tiene razón, mi vida se volvió una novela y necesito alejarme de esto. Ahora más que Marco sabe quién soy y puede hacerme algo. Me estremezco recordando lo que me dijo y sus manos sobre mi mandíbula.

Salgo del pasillo y veo a Daphne mirando por la ventana. Kael está dormido sobre el sofá. Me acerco a Daphne y miro lo que está mirando. Afuera hay dos patrullas de policías.

Destinos CruzadosWhere stories live. Discover now