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Me quedo donde estoy, viendo como Maddox  sigue estirando su brazo en mi dirección. Puedo sentir las miradas de todos en mí y también los murmullos. Mi mente encaja todo, los comentarios de Kiley, las miradas de todos, el respeto y trato que me estaban dando a mí, como estoy vestida y todo es porque soy vista como la señora Castile. 

—¡Mama! —Kael me dice estirando sus manitos abriéndolas y cerrandolas.

Mi cuerpo actúa solo y camino hasta ellos pero no cojo la mano de Maddox. Sigo escuchando los murmullos de las personas hablando de nosotros por lo que me empino un poco para tratar de quedar cerca de su oído pero ni con los tacones alcanzo bien.

—¿Qué te pasa? Me engañaste y no me dijiste que todo esto era obra tuya. —Susurro con los dientes apretado mientras pongo mi mano sobre la espalda de Kael.

—Si te decía no era sorpresa y sabia que nunca dejarías que te presentara en sociedad como mi esposa.  —Me dice sonriendo.

—Eso es porque no soy tu esposa. —Le susurro.

—Como lo siga la señora Castile. —Me sonríe y pone su mano en mi espalda baja y veo como un flash llega detrás mío, tomándonos una fotos.

El pánico me atraviesa, esa foto o algunas otras pueden llegar a Margaret o Marco y me descubrirían.

Me suelto de su agarre y, agachando la cabeza dejando que mi cabello tape parcialmente mi cara, salgo de entre la multitud. Busco desesperada una puerta que de a la cocina u otra parte y doy con ella, levantando la mirada y encontrándome súbitamente con un mesero que me mira un poco asustado. Le sonrío y paso por su lado esquivando la mirada, dándome cuenta que todos los de la cocina me decían jefa pero no por ser la que ayudaba con la comida sino porque ante ellos soy la esposa y anfitriona de esta ceremonia.

—Gorrión, espera. —Volteo ante el llamado cuando veo a Maddox sigo mi camino.

Todo el momento que estuve afuera estuve alerta y no reconocí a nadie ni vi a Margaret. Pudo haber pasado muchas cosas y todo porque Maddox no me dijo nada, todo seria más fácil si no estuviera decidida a seguir con este plan o no me hubiera encontrado con él otra vez. 

De pronto siento que toman mi mano.

—No vuelvas a escapar de mí. —Me dice cuando lo enfrente.

—Y tu no vuelvas a decir que soy tu esposa, que Kael es tu hijo ni a hacerme participar de eventos así, alguien me puede ver y ... —Me cayó al darme cuenta que estaba que le decía algo comprometedor.

—Te hubieras aguantado hasta terminar este evento, siento que mi maquillaje se arruinó. —La voz de Margareth me llega e inmediatamente empujo a Maddox para ocultarnos detrás de unas cajas.

—Yo sé que a ti también te gusta follar tanto como a mí, así que no te quejes. —Entre las dos cajas podía ver como ella se acomoda el vestido mientras Marco se acomoda el corbatín del smoking.

Si lo llegué a pensar pero ahora lo confirmaba, Marco y Margaret son tal para cual y son más que jefa y empleado, es totalmente asqueroso saber que ella tiene una relación con él pero anda ofreciendo a otros para beneficiarse.

—Además, recuerda, cariño, que te conviene tenerme de tu lado porque puedo hacer que muchas cosas interesantes pasen. —Le dice tocándole la nariz.

—Imbécil. —Blanquea sus ojos y voltea en la esquina dejándolo atrás pero él la sigue.

Marco tiene poder sobre Margareth, entonces eso debe significar que tiene algún tipo de pruebas que verifiquen que ella hizo algo, así que deben estar entre todas las cosas que vi que tenia en la caja fuerte. Ahora con más razón debo volver a ese apartamento por última vez. Es como si todo se hubiera puesto de mi lado para terminar con todo esto.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora