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Miro para todos lados tratando de fijarme si Maddox me pudo seguir pero no encuentro señales de nada. Esta mañana mientras recogía a Kael me preguntó mucho hacia dónde iba, por eso ya sé que la próxima vez tengo que recibirlo aun en pijama porque empezará a sospechar de mí y no quiero que se de cuenta de mi plan. Él aún no me ha preguntado el motivo porq el que estuve en la cárcel pero yo tampoco a él, así que estamos en igual de condiciones.

Toco la puerta del apartamento y Marco me recibe igual que ayer, solo con sus pantalones de vestir.

–Buenos días, preciosura. –Se hace a un lado para que pase–. Quedé maravillado con tu trabajo, si así eres de eficiente en otras cosas, quedaré aún más encantado.

–Buenos días. –Agacho la cabeza y paso a su lado.

Casi freno en seco al ver que el lugar está igual de sucio o peor que antes.

–Me gustaría que la próxima vez me cocinaras. Imagino que al ser mujer debes cocinar muy bien.

Asiento sonriendo tímida tratando de no hacer una mueca de asco. Los pensamientos que tiene parecen de la prehistoria.

–Igual que hace dos días, también me tengo que ir de inmediato por cuestiones del trabajo pero la próxima vez si espero observar más de cerca tu forma de trabajar. –dice riendo.

Me hago la desentendida y voy al cuarto de limpieza, y me quedo ahí hasta que escucho como la puerta principal es cerrada.

Empiezo a limpiar en la sala y cuando voy a por unos paños nuevos para limpiar el polvo, noto que la puerta del despacho está abierta. Cuando me asomo veo que hay un computador, mis ojos se iluminan al verlo porque hace dos días no había nada aquí. Esta es mi oportunidad y sonrío por ello.

Entro en el despacho y voy hacia el escritorio, el computador aun está en encendido. Sé que debe tener documentos importantes aquí. Salgo rápidamente y voy por mi bolso, busco el cable y lo conecto a mi celular porque no tengo otro lado en el que pasar la información. No tengo tiempo de revisar uno por uno, así que simplemente copio y pego dos carpetas que están en el escritorio, son las únicas que tiene todo el computador. El archivo empieza a copiarse pero me siento inquieta, la angustia me recorre el cuerpo, sé que algo debe de estar ahí. Me siento y veo como sigue copiando los archivos mientras me muevo nerviosamente en el asiento de cuero.

Solo espero encontrar algo y poder terminar con esto de una vez. Sonrío con los ojos aguados porque sé que mis abuelos necesitan descansar y tener justicia por su muerte.

–¡Angelica! –Escucho la voz de Marco y salto en el asiento.

Los archivos están a un 98% de copiados. Miro la puerta y sigue cerrada.

–¡Angelica! –La voz se escucha más cerca.

Miro para todos lados, no sé qué hacer. Los archivos están copiados a un 99% y aparece que siguen copiándose. Empiezo a mirar las ventanas para conocer una vía de escape pero están cerradas con seguros.

–¡Angelica!, ¿dónde te metiste? –Está detrás de la puerta.

En ese momento aparece la palabra completado y desconecto el teléfono inmediatamente, me paro, pongo mis audífonos en los oídos y finjo limpiar. La puerta se abre.

Mi corazón late a mil y salto en mi puesto cuando me toca la espalda.

–¿Qué estás haciendo aquí? –Me pregunta frunciendo el ceño.

Me rio: –No te escuché llegar, tenía los audífonos puestos. –Digo sonriendo y quitándomelos. –Pensé en limpiar el polvo de aquí.

Se queda mirándome, luego mira el escritorio y después me mira otra vez. Le sostengo la mirada. Él camina hacia el computador, lo cierra y camina hasta mí. Me coge de la mano apretándome fuerte.

Destinos CruzadosWhere stories live. Discover now